30 de diciembre de 2014
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A todos nos encanta recibir regalos, y nuestro Padre Celestial siempre desea obsequiarnos con Sus bendiciones. Sabemos que los regalos son diferentes de los premios porque los recibimos por iniciativa de la persona que desea darlos, no son algo que nos ganamos, aunque no me negarás que se le dan regalos a las personas queridas y especiales. Por lo tanto, sí podemos mover el corazón de alguien para que nos dé un regalo. ¡Nuestra cercanía con Dios, el amor que le demostremos y la actitud correcta, lo motiva a darnos los regalos que tiene reservados para nosotros! Él anhela llenarnos con Sus dones para que los compartamos con los demás. Y podemos recibirlos porque Jesús nos hizo hijos y coherederos, por lo que nos habilitó para recibirlos. Además, es importante saber que es el Espíritu Santo quien nos entrega esos dones que nos ayudarán a cumplir el propósito de Dios en nuestra vida.
Los regalos de Dios son muchísimos. De hecho, la vida es uno, así como todas las capacidades y talentos que tenemos para salir adelante. Por lo tanto, capacidades, dones y regalos son lo mismo cuando se trata de lo que el Señor nos da. Especialmente vale la pena conocer y apreciar las capacidades que Dios nos da para servir y bendecir a otros como parte de una congregación, como parte del cuerpo de Cristo. Algunos de estos dones son la capacidad de hablar con sabiduría, lo que sirve para tomar decisiones; otro es el don de conocimiento para comprender lo que no se ve y apreciar con los ojos espirituales para ministrar; también está el don de la fe, ya que si bien es cierto que todos tenemos una porción de fe, podemos incrementarla. En mi caso, yo pedí este don al Señor y me lo otorgó, pero al dármelo me pidió que lo usara, ¿cómo? Pues enfrentando situaciones retadoras. Fue a partir de ese momento cuando comencé a ver el crecimiento de las cruzadas de Noches de Gloria, al superar el miedo que tenía de creer por alcanzar a muchas más personas. De organizar cruzadas en lugares con capacidad para 20 mil personas, Dios me movió a creer por organizar una en cierto lugar con capacidad para 45 mil personas. ¡Fue maravilloso ver Su respaldo en todo el proceso! Dios me dio la fe que necesitaría para ver grandes milagros y hacer cosas que antes creía imposibles. ¡Prepárate porque el Señor desea habilitarte con esos dones que te ayudarán a crecer y a servir en Su reino!
Otro regalo que podemos recibir es el de hacer milagros; y otro es el de sanar enfermos. También podemos recibir el regalo de la autoridad para hablar de parte de Dios, es decir, el don de profecía que muchas veces es malinterpretado, ya que debe ser administrado bajo la cobertura y reconocimiento de un pastor, porque debe servir para edificación de las personas. Profetizar nunca se trata de adivinar el futuro, sino que consiste en confirmar lo que Dios ya ha dicho para que creamos y hagamos lo que Él quiere. Otro regalo es la capacidad de discernimiento de espíritus. Mi esposa tiene ese don, ya que siempre me advierte sobre las personas en quienes debo confiar. Ella sabe discernir el Espíritu de Dios, y esta capacidad le sirve para ministrar y liberar. Otro regalo es el de hablar en diferentes idiomas que solo el Espíritu Santo puede interpretar; y otro don es el de comprender esos idiomas para edificación, ya que podemos expresar cosas que ni nosotros comprendemos. Los dones de Dios nos habilitan para hacer cosas sobrenaturales, así como sucedió con Pablo, quien al recibir al Espíritu Santo se convirtió en evangelista, a pesar de que era el verdugo de los cristianos. ¿Puedes imaginar semejante cambio? Ese es el poder que tienen los regalos de Dios en nuestra vida. Hoy debes descubrir los dones del Espíritu en ti[1]. Recíbelos, agradécelos y aprovéchalos en beneficio de tus hermanos.
Para recibir estos regalos debemos reconocer al Señor como nuestro único Dios, lo que significa que ya no hay otros dioses ajenos que le roban el primer lugar en nuestra vida, como el trabajo, la pareja o el dinero. Además, es necesario que de nuestra boca ya no salgan palabras de maldición, porque no es posible tener los dones de Dios y hablar las groserías del mundo. No tengas miedo, el Espíritu Santo descenderá sobre ti y te bautizará, además, te dará Sus dones para que sirvas al Señor de una forma que nunca imaginaste. Yo nunca pensé organizar Noches de Gloria, pero hubo dones que Él me regaló, con los cuales habilitó mi capacidad más allá de mi naturaleza. Ahora descubrirás cosas que no están en tu entendimiento, te sorprenderás por todo lo que harás, y por tu llamado al servicio. ¡Hasta hoy, te has visto en tu naturaleza, pero debes verte según la naturaleza de Dios!
Tu Padre está listo para dártelos, ¿estás listo para recibirlos? Pídele Sus dones y Él decidirá cuál darte para que en la iglesia todos nos complementemos con los dones de los demás. Al recibirlo, debes ponerlo al servicio del ministerio de Jesús. Si quieres vivir en un mundo sobrenatural, debes pedir los regalos del Espíritu para ministrar a quienes son parte del Cuerpo de Cristo[2]. Tu don es para que lo uses, para que lo aproveches y bendigas a otros con alegría y generosidad[3]. Las capacidades que recibimos son para edificación de todos, además de fortalecernos en fe y en unidad con el Señor. De esa forma, alcanzamos la plenitud de vida[4]. Busca a tus líderes para que te impongan manos, recibas los regalos del Espíritu y seas usado con poder, en el nombre de Dios[5].
Versículos de Referencia:
[1] 1 Corintios 12:1-11 (TLA) asegura: Queridos hermanos, quiero que sepan acerca de las capacidades que da el Espíritu Santo. Cuando ustedes aún no habían creído en Cristo, cometían el error de adorar ídolos que ni siquiera pueden hablar. Sólo quienes son guiados por el Espíritu Santo reconocen que Jesús es el Señor. Por eso, quiero que entiendan que ninguna persona puede maldecir a Jesús, si es guiada por el Espíritu Santo. Los que pertenecen a la iglesia pueden tener distintas capacidades, pero todas ellas las da el mismo Espíritu. Se puede servir al Señor Jesús de distintas maneras, pero todos sirven al mismo Señor. Se pueden realizar distintas actividades, pero es el mismo Dios quien da a cada uno la habilidad de hacerlas. Dios nos enseña que, cuando el Espíritu Santo nos da alguna capacidad especial, lo hace para que procuremos el bien de los demás. A algunos, el Espíritu les da la capacidad de hablar con sabiduría, a otros les da la capacidad de hablar con mucho conocimiento, a otros les da una gran confianza en Dios, y a otros les da el poder de sanar a los enfermos. Algunos reciben el poder de hacer milagros, y otros reciben la autoridad de hablar de parte de Dios. Unos tienen la capacidad de reconocer al Espíritu de Dios, y de descubrir a los espíritus falsos. Algunos pueden hablar en idiomas desconocidos, y otros pueden entender lo que se dice en esos idiomas. Pero es el Espíritu Santo mismo el que hace todo esto, y el que decide qué capacidad darle a cada uno.
[2] 1 Pedro 4:10 comparte: Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
[3] Romanos 12:6-8 (TLA) asegura: Dios nos ha dado a todos diferentes capacidades, según lo que él quiso darle a cada uno. Por eso, si Dios nos autoriza para hablar en su nombre, hagámoslo como corresponde a un seguidor de Cristo. Si nos pone a servir a otros, sirvámosles bien. Si nos da la capacidad de enseñar, dediquémonos a enseñar. Si nos pide animar a los demás, debemos animarlos. Si de compartir nuestros bienes se trata, no seamos tacaños. Si debemos dirigir a los demás, pongamos en ello todo nuestro empeño. Y si nos toca ayudar a los necesitados, hagámoslo con alegría.
[4] Efesios 4:12-13 explica: A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
[5] 1 Timoteo 4:14-15 (TLA) aconseja: No dejes de usar las capacidades especiales que Dios te dio cuando los líderes de la iglesia pusieron sus manos sobre tu cabeza. El Espíritu Santo habló con ellos y les ordenó hacerlo. Haz todo eso y dedica tiempo para ello, para que todos vean que cada día eres mejor.
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