07 de mayo de 2024
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El ángel Gabriel bajó a hablarle a María para anunciarle que sería la madre de Jesús.[1] Cuando Dios le da gracia a una persona, como se la dio a María, van a pasar muchas cosas fenomenales y otras muy alejadas de lo fenomenal.
María sufrió al ver la muerte de su hijo en la cruz con toda la maldición que eso conlleva, eso fue muy duro, pero lo que Él estaba haciendo era redimirnos de nuestras maldiciones. Por eso, no hay maldición generacional que pueda con la sangre de Jesús, las maldiciones que estén en una familia se cancelan en Jesucristo.
Sin embargo, María nunca sufrió vergüenza por causa del comportamiento de su hijo, pues su conducta fue intachable. Jesús siempre honró a sus padres. Por este ejemplo, los hijos deben de ser educados desde el hogar con principios y valores que perduren de generación en generación. Todos somos responsables de construir una mejor sociedad y eso comienza en el seno del hogar, donde los ancianos deben ser sabios para sus hijos y nietos.
Educar a los hijos no es quitarles su libertad, es garantizarles que siempre serán libres. Dice la Biblia que los hijos de los justos serán poderosos sobre la tierra. Mamá y papá deben de confesar: mis hijos serán grandes y poderosos. ¡Edúcales para la grandeza, que sean gente positiva y de influencia!
Es en casa donde una madre les enseña a sus hijos a engrandecer a Dios, a dar gracias a Dios, y a ser felices únicamente en Él. Finalmente, una madre pide a Dios que Su misericordia cubra a sus hijos y alcance a toda su descendencia de generación en generación.[2]
[1]Lucas 1:30-33: Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
[2]Lucas 1:46-50: Entonces María dijo: engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen.
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