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Que tu fe sea más fuerte que tu temor

Que tu fe sea más fuerte que tu temor

27 de abril de 2018

Tiempo de lectura: 3 minutos

Cuando el trigo se procesa se hace al aire libre, de esa forma se desprende de lo que no tiene sustancia. Gedeón estuvo escondido en un pozo por miedo a perder su cosecha, tal como ya le había sucedido con los madianitas.

Las experiencias negativas en cuanto a pérdidas provocan temor. Una tendencia curiosa de las nuevas generaciones, específicamente de los millennials, es que no se arriesgan a comprar propiedades inmuebles y materiales porque simplemente no quieren sentirse atados; pero también por el miedo a perder; por eso prefieren alquilar antes que perder algo por lo que trabajarán durante mucho tiempo, tal como en muchas ocasiones les sucedió a sus padres. Ocurrió en Estados Unidos la década pasada, donde muchos adolescentes en aquel entonces vieron a sus padres perder aquello por lo que trabajaron durante tanto tiempo y ellos no quieren pasar por lo mismo.

De esa forma, nos conformamos con sueños más pequeños porque experiencias del pasado nos provocan miedo a perder. Es más grande el miedo que tenemos a perder que las ganas de conquistar nuevas experiencias. Nuestras acciones como padres marcaron la vida de nuestros hijos. Ese miedo a perder la cosecha fue lo que hizo que Gedeón se escondiera en un pozo.[1] No permitas que la crisis de inseguridad que lo afectó a él se apodere de ti. Levántate y no tengas miedo a la pérdida y confía en que nadie te robará lo que Dios te ha dado. ¡Sueña que es posible salir del pozo! Cuando el Espíritu Santo se derrama sobre tu vida, lo primero que hace es despertar tu corazón para luego volver a soñar y recobrar tu visión.[2] Nunca pasarás vergüenza ni tendrás miedo porque Dios te levantará y estará contigo para que recuperes los años perdidos.

Dios levantará una generación profética que no permitirá que las langostas se coman su cosecha, como sucedió en el Antiguo Testamento, sino lo contrario. Serán como Juan el Bautista, que en vez temer a las langostas se las comía. Ellos prepararán el camino y no permitirán que el miedo los venza.

Dios no llama a valientes, pero hace valientes a quienes llama. Por eso, levántate y cada vez que te sientas amenazado por la pérdida, ora. No busques respuestas a cosas que no necesitas saber, sino a los que Dios quiere para ti. Ya no te preguntes por qué porque cuando lo haces pierdes tu presente y niegas lo que Dios tiene para ti. Creer es la única manera de vivir seguros de que hay una misión que completar. Sé fuerte, ora y no permitas que tus pérdidas del pasado nieguen el futuro que Dios tiene para ti.


[1] Jueces 6:1-14: Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados. Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban. Y acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. De este modo empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová. Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas, Jehová envió a los hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre. Os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz. Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?

[2] Joel 2:28-29: Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.

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