Jesús es nuestro Señor porque nos posibilita una relación con el Padre.
El futuro primero se ve con el espíritu antes de convertirse en una realidad.
Para servir a Dios no necesitamos ser perfectos, sino estar dispuestos.
Para llegar a nuestro futuro planeado debemos ver las cosas que no son como si fuesen.
Esfuerzo, disciplina y dominio propio son claves para tener éxito.
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