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Tu sueño es tu destino

05 de junio de 2016

Tiempo de lectura: 12 minutos

¿Cuál es tu sueño? ¿Cuál era tu sueño cuando eras joven? ¿Para qué cosa tenías y tienes fe y esperanza? Sin un sueño, sin visión, no hay futuro. Recordemos que José, hijo de Jacob, solo tenía diecisiete años cuando Dios le dio un enorme sueño que involucraba a quienes se rendirían delante de él, para que entendiera que el Señor lo llamaba para ser un gran líder. Es triste ver a jóvenes sin visión y sueños, porque donde no hay visión, las personas se extravían, el potencial, las oportunidades y el propósito mueren[1]. La gente se desenfrena, vive en rebeldía cuando no hay propósito y visión. Viven como quieren, perdidos, hacen lo que les parece. Si la gente no puede ver lo que Dios está haciendo, se tropiezan con ellos mismos, pero si prestan atención a lo que revela, son bendecidos. Es la voluntad de Dios que seas bendecido. ¿La vida te ha quitado los sueños? Talvez pensabas que eran sueños de niños, pero debemos comprender que el enemigo siempre intentará robar nuestros sueños, como intentó con José.

Podemos ver tres verdades para los soñadores. Primero, tu sueño va a amenazar a los demás. Los hermanos odiaron a José[2]. Muchos aman lo que hace Casa de Dios, pero también otros se sienten amenazados porque los sueños ensanchan, empoderan y cuando se trabaja, hay resultados. Los que no tienen visión se sienten amenazados por tus sueños.

En segundo lugar, los soñadores jamás dejan de soñar. José tenía sueños constantemente. Soñó que el trigo se rendía delante de él, luego la luna y las estrellas. Tengo 62 años, pero no dejo de soñar. Ahora vivo el sueño que tuve cuando tenía 17 años. Todo ha sido poco a poco. En ese tiempo lo soñaba, pero no era una realidad, no era lo que mis ojos veían, sino lo que visualizaba con mis ojos cerrados. Escribí esa visión, era una locura que iba más allá de lo que podía imaginar: edificios que no podrían contener el crecimiento, las ciudades y naciones no podrían ignorar el mensaje. En 2013, cumplimos 30 años y contemplé esa visión hecha realidad. ¡Ya no era un sueño!, pero ahora tengo otros sueños, y continúo escribiendo nuevas visiones para la iglesia, lo que lograremos en el futuro, en el nombre de Dios. Es una visión global, que intimida a otros, pero que será una realidad. Sé que lo mismo sucederá en Casa de Dios. Ustedes saben soñar y trabajar por fe. ¡No subestimes el poder de un sueño!

En tercer lugar, los soñadores entienden a otros soñadores. Cuando José estaba en la cárcel, interpretaba los sueños de quienes estaban allí. Eso lo llevó a interpretar los sueños de Faraón. Quiero rodearme de soñadores porque me inspiran, me hacen una persona mejor, esforzada. No te rodees de personas negativas, derrotadas que quieren aplastar tus sueños. Ser una iglesia visionaria es poderoso porque la gente recibe visiones para su vida, su empresa y familia, reciben el propósito de Dios. Demos gracias porque perteneces a una iglesia que te motiva a soñar y crecer, no una iglesia que habla muerte y negatividad.

También podemos hablar de tres cosas para que tus sueños se transformen en tu destino. Lo primero es que se necesita la voluntad para vivir, persistencia para superar el rechazo y las amenazas. José tuvo que superar violencia, esclavitud, prisión y sequía porque el enemigo odia el potencial que hay dentro del sueño de un creyente y buscará aplastarlo para que no amenaces los poderes del infierno. Joven, no permitas que la vida aplaste tus sueños con desánimo.

También se necesita la voluntad para ser exitoso. Dios no te dará un sueño mediocre o destinado a fracasar, te dará un sueño de éxito. Hay éxitos buenos y también malos como cuando todo se trata de nosotros, pero el buen éxito es cuando se trata del reino de Dios y vivir por algo más grande que nosotros. José tuvo voluntad para ser exitoso y bendecir. Sería líder de todo Egipto, le puso un manto, una cadena de oro, le dio honra.

También se necesita la voluntad para servir. Cuando los hermanos lo querían matar, José estaba sirviendo en casa de su padre, luego en casa de Potifar, después en la cárcel, y cuando fue levantado para liderar, sirvió como buen administrador y llevar prosperidad en tiempo de sequía. Somos exitosos para servir a los demás. Si vivimos de forma comprometida, no disminuyen nuestras expectativas de éxito y de servicio, así marcamos la diferencia en nuestro mundo. La Biblia no dice que Dios hace menos, que reduce, sino que hace mucho más allá de tus sueños[3]. No subestimes al Espíritu Santo, ya que la visión y los sueños son el lenguaje que Él entiende. Nos mostrará las cosas que están por venir. El Espíritu Santo es tu mejor amigo respecto a tu futuro. Los jóvenes tendrán visiones, los ancianos tendrán sueños[4].

La verdad y la voluntad de Dios es que los padres tengan sueños respecto a sus hijos, de lo contrario, perderán la visión. Debemos comprometernos con la próxima generación y seguir soñando para inspirarlos con una buena visión. ¡Que tus hijos tengan una visión que continuar porque se la has heredado!

El Espíritu nos guiará a la verdad[5] y nos mostrará lo que está por venir. Si confías, el Espíritu no te guiará a una decepción sino a la verdad. Recibiremos poder para ser testigos hasta los confines de la tierra[6]. Jesús le dijo a los discípulos que no se fueran antes de recibir al Espíritu Santo, porque recibirían poder para alcanzar al mundo entero. ¡Su visión era más grande que la de ellos!

El Espíritu Santo nos ayuda a conseguir el propósito de Dios y lo necesitamos, porque ser un soñador nos puede llevar a una vida de soledad. Si tu sueño hace sentir amenazados a otros, será una lucha encontrar quién te entienda, acompañe y ayude. Ves las cosas con otros ojos, por eso tenemos al Espíritu Santo para que nos ayude, reconforte y traiga consolación a nuestro corazón[7]. Cuando se trata de cumplir el propósito de Dios en tu vida, el Espíritu Santo habita en ti, intercede por ti y es tu fortaleza. ¡No estás solo en el proceso de cumplir tu sueño! Él traerá convicción para que no te distraigas y caigas en tentación, porque será inevitable que el enemigo busque tirarte, pero te levantarás una y otra vez. No vivas por conveniencia, relajado. Si aceptas tus retos, te darás cuenta de la fidelidad de Dios, ya que tu sueño será una realidad. Continúa sintiéndote incómodo con lo que has logrado, porque hay mucho por hacer. Nunca terminarás en segundo lugar si pones a Dios en primer lugar. El Espíritu Santo nos empodera para cumplir nuestros sueños, descubre tus talentos, te abre puertas y te da recursos. El Señor te dará un sueño y posibilidades para lograrlo.

El Espíritu Santo mantiene nuestro sueño relevante para que todos conozcan las maravillas de Dios. Muchos tienen la voluntad para vivir, pero no para ser exitosos, porque serlo tiene un precio. Muchas veces, vemos personas que van más allá y queremos eso, pero debemos hacer los sacrificios que ellos hicieron. ¡Qué maravilloso tener la oportunidad de predicar al mundo! Pero eso ha implicado un camino de fe y de trabajo duro, días difíciles, desafiantes, enfrentar momentos en los que solo queda clamar al Señor por Su fidelidad. Que el enemigo no te desanime, no te distraiga, el Espíritu Santo quiere respirar nueva vida sobre tus sueños. ¡No subestimes lo que Dios puede hacer, sigue soñando, sigue creyendo, rodéate de soñadores, esfuérzate y verás lo que tu Padre puede hacer!


[1] Proverbios 29:18 (NTV): Donde no hay visión, el pueblo se extravía; ¡dichosos los que son obedientes a la ley!

[2] Génesis 37:1-5: Jacob se estableció en la tierra de Canaán, donde su padre había residido como extranjero. Ésta es la historia de Jacob y su familia. Cuando José tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño junto a sus hermanos, los hijos de Bilhá y de Zilpá, que eran concubinas de su padre. El joven José solía informar a su padre de la mala fama que tenían estos hermanos suyos. Israel amaba a José más que a sus otros hijos, porque lo había tenido en su vejez. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica especial de mangas largas. Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos, comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban. Cierto día José tuvo un sueño y, cuando se lo contó a sus hermanos, éstos le tuvieron más odio todavía.

[3] Efesios 3:20: Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.

[4] Hechos 2:17: Sucederá que en los últimos días —dice Dios—, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán visiones los jóvenes y sueños los ancianos.

[5] Juan 16:13: Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

[6] Hechos 1:8: Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

[7] Juan 16:7: Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.

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