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Vasos de barro

Vasos de barro

17 de marzo de 2022

Tiempo de lectura: 2 minutos

Dependiendo la versión bíblica que leamos, 2 Corintios 4:7 nos habla sobre la bendición de tener a Dios en nosotros como un tesoro, como si fuésemos vasos,[1] vasijas[2] u ollas[3] de barro. Las diferentes versiones bíblicas difieren en la forma del recipiente, pero todas coinciden en que está hecha de barro, acaso porque polvo somos y en polvo nos convertiremos algún día.

De lo que no hay duda es que Dios puede habitar en todos sin importar nuestra forma o tamaño. Y mientras Él esté dentro de nosotros, aunque lleguen los problemas, las preocupaciones o las persecuciones, o incluso cuando nos derriben, no estaremos atrapados, desesperados, abandonados y mucho menos destruidos.[4]

Cuando comprendemos que a pesar de nuestra fragilidad de barro Dios habita en nosotros y miramos hacia adentro —no hacia nuestros traumas, problemas u aflicciones, sino al tesoro que hay en nosotros— cosas diferentes suceden.

Recientemente cumplí sesenta años, sin embargo, me siento más contento que cuando cumplí dieciocho. Tengo tantos proyectos en mi mente y en mi corazón que espero realizar con la ayuda de Dios. Para ello trabajaré lo más que pueda, para que, a pesar de que soy de barro, en mi epitafio diga: “Aquí descansa un hombre con quien Dios decidió caminar y nadie sabe por qué”. Porque ni yo sé por qué Él camina conmigo, pero sí sé que lo hace y con eso tengo suficiente.

Dios es inmortal, pero camina con mortales de barro. Nunca me imaginé llegar hasta a dónde he llegado y sin embargo puedo decir que he cambiado mucho a lo largo del tiempo. Recuerdo que, al principio de mi llamado, solía verme predicando en estadios a grandes multitudes, hasta que un día Dios me dijo: “No quiero que te fijes en ti mismo, sino en las personas que aprenderán sobre mí a través de ti, Tú solo eres el instrumento”. Así aprendí una maravillosa lección de humildad y por eso ahora ya no salgo a satisfacer mi deseo o mi necesidad de predicar, sino la necesidad de las personas de aprender acerca de la salvación de Cristo. Cuando nuestra disposición es para la gloria a Dios y no para nuestra vanagloria, cosas grandes suceden ante nuestros ojos.


[1] 2 Corintios 4:7: Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.

[2] 2 Corintios 4:7 (PDT): Tenemos este tesoro en vasijas de barro para demostrar que este extraordinario poder que obra en nuestra vida no viene de nosotros, sino de Dios.

[3] 2 Corintios 4:7 (DHH): Pero esta riqueza la tenemos en nuestro cuerpo, que es como una olla de barro, para mostrar que ese poder tan grande viene de Dios y no de nosotros.

[4] 2 Corintios 4:8-9: Así, aunque llenos de problemas, no estamos sin salida; tenemos preocupaciones, pero no nos desesperamos. Nos persiguen, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero no nos destruyen.

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