18 de noviembre de 2018
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En la Palabra leemos que el enemigo atacaría a Israel, pero Dios envió a Isaías para decirle a los israelitas que no se turbaran porque sus enemigos no vencerían. Esta historia es poderosa para que descubramos de qué forma las emociones pueden traicionarnos cuando dejamos que nos dominen. Lo primero que vale la pena revisar es que la Palabra no dice que el enemigo jamás intentará algo en contra o que no habrá lucha o persecución, sino que no vencerá. Los enemigos intentaron tomar la ciudad, pero no lo lograron. ¡Por más que el enemigo quiera tomar tu vida, no podrá! Él miente, quiere intimidarte, pero el Señor está contigo y pelea por tu familia, por tu negocio y tu ministerio. Él está guardando las puertas de tu casa, así que no hay demonio que pueda entrar. La gente te critica, te ataca, pero no se explican por qué sigues de pie y es porque Dios te sostiene. No es que el enemigo no quiera destruirte, es que no puede; por eso él cambia de estrategia y busca manipular tus emociones para que tú mismo seas quien se rinda a él.
El pueblo de Israel había visto al Señor guardarlos, pero, ante la amenaza de los enemigos, comenzaron a temblar como hojas movidas por el viento.[1] A veces somos fuertes espiritualmente, pero nuestras emociones son un desastre. Elías era fuerte en poder y unción de Dios, pero cae en pedazos de miedo ante la amenaza de Jezabel. No se le fue la unción, el poder o el favor de Dios, sino que sus emociones se quebraron. A veces estamos en la iglesia alabando, pero llorando por dentro, tristes, con rencor o miedo. Debemos tener victoria sobre nuestras emociones si deseamos alcanzar las bendiciones del Señor.
¿Qué hace el enemigo para aterrorizarte? Te amenaza, te miente diciendo que puede derrotarte, pero no es cierto. Si crees esa mentira, tus sentimientos cambian, se convierten en algo negativo que te domina. El enemigo sabe que puede controlarte si logra desestabilizar tus emociones. La Palabra dice que los invasores usaron humo para atemorizar a la gente en Jerusalén.[2] ¡Es humo, no es fuego! El humo no quema, el humo no es una amenaza real, es solo la estrategia del enemigo para que tus emociones te dominen y tomes malas decisiones. Así que debes enfocarte en escuchar solo palabras de fe que te fortalecerán, porque la fe es capaz de desviar el 100% de los dardos de fuego del enemigo. Mientras camines por fe, serás inquebrantable, indestructible. El enemigo quiere tomar tus emociones y transformarlas en temor porque donde hay miedo no hay fe y, al contrario, donde hay fe el miedo no existe.
Las emociones tóxicas como el miedo, la tristeza, la ira y el resentimiento deben superarse. Dios le dijo al pueblo que no se turbara su corazón porque esa invasión no sucedería,[3] pero debían creerlo. Sabemos que el hombre es espíritu, alma y cuerpo. Se puede comparar con un templo donde se ve el lugar santísimo: el tabernáculo; los atrios que representan el cuerpo, la carne, y entre ambos está el velo, la cortina que puede compararse con las emociones. Debes tener la capacidad de correr la cortina para que te acerque a vivir con el Señor, no para que te acerque a vivir de acuerdo con tu carne, con tus impulsos. Si tus emociones están bajo el poder del Espíritu Santo, el enemigo no podrá influenciarte ni manipularte. Así que la clave es dominar tus emociones para mantener alejado al mentiroso que desea impedir tu victoria.
Retoma autoridad sobre tus emociones. Sigue estas recomendaciones.
El Señor es tu escudo y protección. Recuerda que su tarea es prometer y cumplir; la tuya, creer y mantenerte firme. ¡Toda aflicción de las emociones y del corazón serán sanadas! Borra todo temor y dolor, y declara que tus lágrimas de angustia ahora serán de gozo. Cambia tus temores por fe y encontrarás la paz que sobrepasa todo entendimiento.
[1] Isaías 7:1-2: Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla; pero no la pudieron tomar. Y vino la nueva a la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Efraín. Y se le estremeció el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte a causa del viento.
[2] Isaías 7:3-6: Entonces dijo Jehová a Isaías: Sal ahora al encuentro de Acaz, tú, y Sear-jasub tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador, y dile: Guarda, y repósate; no temas, ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías. Ha acordado maligno consejo contra ti el sirio, con Efraín y con el hijo de Remalías, diciendo: Vamos contra Judá y aterroricémosla, y repartámosla entre nosotros, y pongamos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel.
[3] Isaías 7:7: Por tanto, Jehová el Señor dice así: No subsistirá, ni será.
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