Los niños y jóvenes heredan las promesas de bendición del Señor. Ellos son la generación que continuará con la misión de compartir el mensaje de amor, gracia y salvación a las naciones, por lo que necesitan nuestro respaldo, apoyo para formarse y fortalecerse como hijos obedientes que honran y sirven a su Padre celestial, ya que harán mayores cosas en el nombre de Jesús, en medio de un mundo hostil que intenta poner en riesgo su propósito.
Lo que inicia débil trae una factura difícil de pagar, pero las buenas noticias de Dios siempre difieren: si las semillas son benditas, ¿cómo serán los frutos?
Jesús nos visita y lleno de amor pregunta: ¿Necesitas un milagro? Pon tus ojos en el autor de la fe y sigue viendo maravillas que causan asombro porque exceden la comprensión humana. ¡Escucha, confiesa y recibe tu milagro!
En la vida existen debates históricos que originan argumentos y contraargumentos, pero aprenderemos que Dios le pone fin a una antigua discusión que desatará la fe en Su abundante provisión.