La fidelidad te hace digno de heredar y pedir. Demuestra tu madurez siendo leal a tu Señor y a tus hermanos.
Cuida tu corazón de las murmuraciones y ofensas. El perdón es el único camino para lograr una vida cristiana feliz y entregada al Señor.
Eres coheredera de las promesas, guardiana de los valores, dadora de vida y poderosa guerrera.