Demuestra tu fe, comparte lo que tienes y se fiel para pedir con autoridad.
Tu boca proclama tu fe. Habla lo bueno y santo que tienes en tu corazón.
Si Dios no te ha sacado del pozo es porque la situación es peor afuera. ¡Confía en Su sabiduría y amor por ti! Él te sacará cuando sea el momento correcto.