Conoce a tus hijos y a tus padres para aprender a compartir aquello que es importante para todos.
No solo se trata de recibir, sino de añadir valor a la vida de los demás.
El pecado ha dejado sus marcas y heridas en mucha gente y en nuestra sociedad, pero el amor puede sanarlas. Jesús también vino a dejar su huella en este mundo y nadie ha dejado ninguna tan grande.