11 de enero de 2021
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Les mostraré cómo es cuando una persona viene a mí, escucha mi enseñanza y después la sigue.
Lucas 6:47 (NTV)
En una ocasión Jesús contó la historia de dos vecinos que construyeron sus casas una al lado de la otra. Llegaron tormentas e inundaciones y una de las dos propiedades quedó en pie y la otra no. La ruina se apoderó de una de ellas, pero la otra seguía victoriosa cuando la tormenta se alejó.
Tu vida es una de esas dos casas. Y aunque muchas personas fueron capaces de superar las pruebas que las embistieron durante 2020, la diferencia entre sobrevivir y supervivir está en la forma en la que tu corazón sale de cada dificultad.
Si estás leyendo esto quiere decir que llegaste al 2021. Quizá llegaste cansado y desgastado, pero llegaste. Quizá con más rasguños que hace un año, pero llegaste. Quizá con pérdidas y desencantos, pero llegaste. Quizá a través de caminos que no habrías escogido por tu propia voluntad, pero llegaste.
Y en estos primeros días del 2021, viendo hacia atrás, sabes que puedes encarar cualquier obstáculo que venga porque tu confianza está puesta en el Señor y es Su mano que te guía.
No te conformes con ser alguien que solo sobrevive a las pruebas. Este año decide ser un superviviente y poner toda tu confianza en Dios, quien anhela bendecirte sin importar las circunstancias. ¡No te des por vencido, date por vencedor siempre! Las fuerzas provienen del Señor.
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Según los expertos, las estrellas visibles desde la Tierra pueden ser 9096, pero una persona durante toda la noche podría contar entre 2300 y 4548; aunque eso es todo un desafío, al finalizar esta enseñanza, serás capaz de relacionar tu fe con este monumental conteo de estrellas.
Lo que inicia débil trae una factura difícil de pagar, pero las buenas noticias de Dios siempre difieren: si las semillas son benditas, ¿cómo serán los frutos?
Jesús nos visita y lleno de amor pregunta: ¿Necesitas un milagro? Pon tus ojos en el autor de la fe y sigue viendo maravillas que causan asombro porque exceden la comprensión humana. ¡Escucha, confiesa y recibe tu milagro!