27 de diciembre de 2008
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Siete tipos de bendiciones
En Deuteronomio 32:9-14 leemos: Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó. Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo. Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guió, y con él no hubo dios extraño. Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, y comió los frutos del campo, e hizo que chupase miel de la peña, y aceite del duro pedernal; mantequilla de vacas y leche de ovejas, con grosura de corderos, y carneros de Basán; también machos cabríos, con lo mejor del trigo; y de la sangre de la uva bebiste vino.
Este pasaje es tan rico que sólo con leerlo sería suficiente, pero lo importante es que lo comprendas para que dé frutos de bendición en tu vida. Dale gracias al Padre por este glorioso tiempo de bendición. Regocíjate en el nombre de Jesús que te redimió para que pudieras alcanzar su favor.
En Efesios 1:3 dice: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
Si hubiera un solo tipo de bendición La Palabra lo diría, pero dice “toda” bendición, lo que significa que hay diferentes tipos y métodos para obtenerlas. Todos queremos bendiciones, persíguelas hasta que las alcances. En este pasaje de Deuteronomio se describen siete diferentes.
Primera: bendiciones por gracia
Las primeras son bendiciones del campo que crecen solas, frutos de la gracia de Dios, que las planta y prepara para ti. Solamente debes tomarlas.
Dice la Biblia en Deuteronomio 6:10: cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste.
Esto significa que el Señor nos dará viñas y olivares que nosotros no hemos plantado. Cuando llegas al Reino de los cielos y aceptas a Jesús como tu único y suficiente salvador, cuando cruzas la línea de la sangre y pasas de las tinieblas a la luz, llegas al otro lado y encuentras viñas y olivares que el Señor te da. Todo lo que Él ofrece por gracia demanda fe. Encuentra y toma lo que tu Padre te da gratuitamente, porque no tendrás que hacer nada más que creer y agradecer. Hay bendiciones que no mereces pero que Dios ha preparado para ti, es importante que lo entiendas. En la parábola de la gran cena, el Señor envía al siervo a decir que todo está preparado, la comida, la mesa, los sirvientes están listos para recibir a los invitados. El Señor ha preparado un banquete para ti, créelo y aprovéchalo.
Segunda: bendiciones por lucha
Debes pelear esas bendiciones que son dulces como miel. Las abejas escondían sus panales en las hendiduras de las peñas, era necesario apartarlas, buscar el panal y extraer la miel. Lo mismo sucede ahora, para obtener estas bendiciones debes batallar. Ve al encuentro del diablo y arrebatarle lo que es tuyo. La Palabra dice que el Reino de los cielos sufre violencia y sólo los violentos lo arrebatan. El libro de Jueces 14:8 dice que Sansón mató a un león. El demonio es un león rugiente que busca devorarte y debes vencerlo. Quien no quiere batallar no obtendrá este tipo de bendiciones reservadas para los valientes y decididos. Si eres tibio ante los retos del mundo y evitas el conflicto al que debes enfrentarte por la santidad, no obtendrás estas bendiciones para tu casa. Recuerda que el apellido de tu Padre es “de los ejércitos”, Él es un Varón de guerra y tú eres digno heredero de la gloria de Dios, demuéstralo y no huyas ante la batalla. Eres parte del pueblo escogido que debe levantarse a poseer naciones para Su gloria. Encuentra al enemigo, ve contra él y desafíalo.
Tercera: bendiciones por crecimiento
El pedernal es una montaña rocosa donde crece el olivo. Para obtener el fruto y extraer el aceite, había que escalar y llegar hasta la cima. Este tipo de bendición se alcanza cuando creces espiritualmente, te levantas y te acercas al Señor. Busca ser transformado por La Palabra y El Espíritu.
Hebreos 5:14 nos comparte: Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
Pablo le dio este principio al pueblo. Dios no puede darle comida sólida al bebé que sólo tolera la leche. Debes crecer, aprender La Palabra, buscar a tu Padre y madurar para alcanzar estas bendiciones. Hay gente que se queda en la periferia de la iglesia, son como Pedro que en la orilla lavaba las redes vacías, pero cuando bogó mar a dentro obtuvo pesca; hay bendiciones que no encontrarás en la orilla del cristianismo, tendrás que bogar mar adentro para encontrarlas; mientras más profundo vayas en Dios, mayor será tu bendición. El Señor da talentos de acuerdo a la capacidad del individuo, si quiere más talentos, agranda y ensancha tu capacidad. Mientras más capacidad y madurez demuestres, mayor será la bendición que recibirás.
Cuarta: bendiciones por trabajo
La mantequilla y leche son productos deliciosos que requieren trabajo y esfuerzo. Para conseguirlos debes alimentar, bañar, pastorear, engordar, quitar las pulgas y proteger a la ovejita que te proveerá. Estas bendiciones de mantequilla y leche se obtienen invirtiendo en otros. Sé un líder que siembras y cosecha en sus semejantes. Cuida y guarda a tus hermanos, no seas oveja que pide, busca ser pastor que ofrece. Recuerda que La Palabra dice “dad y se os dará”. Los cielos están abiertos para los líderes. Aquel que sacia será saciado y el que siembra, cosechará.
Quinta: bendiciones por la recompensa
A Dios le gustaba la grosura. Para poder comer a un carnero primero hay que matarlo. Las bendiciones de grosura se obtienen cuando sacrificas algo.El pueblo de Israel entró a la tierra prometida sin una sola vaca, porque en el desierto las sacrificaron todas en holocausto al Señor. Aquél que diezma, ofrenda e invierte obtiene recompensa. Es tiempo de pactar y sembrar en la casa de Dios. Para que haya grosura y abundancia, primero debe haber sacrificio. Los sacerdotes comían de lo que sobraba del holocausto, así tiene quien suceder con nosotros. Si sacrificas tendrás bendición, aprende a sembrar e invertir en el Reino.
Sexta: bendiciones por sabiduría
El trigo es una planta que necesita conocimiento para obtener algo de ella. Las bendiciones del trigo son las que se obtienen cuando planificas, trabajas de forma ordenada y sistemática. No las obtendrás a menos que te prepares, aprendas y seas experto en algo. El trigo no se puede sembrar sin inteligencia, tiene ciclos que hay que conocer y aprovechar, no puedes cosechar sin saber sembrar, recoger y separar de la paja. Estas bendiciones demandan sabiduría que sólo Dios puede darte. Pídesela, Él la brinda sin reproche. David fue buen guerrero porque Dios lo adiestró para la batalla y puede adiestrarte a ti también para que alcances conocimiento y seas el mejor en lo que haces. No importa si eres ingeniero, madre de familia, editor, webmaster, pastor o médico, Dios te quiere bendecir con sabiduría.
Séptima: bendiciones por cercanía
La Palabra habla de los frutos de la vid. Jesús es la viña y nosotros las ramas, en Él están escondidas todas las bendiciones, y se obtienen por vivir en comunión con Él. Recuerda que cuando Dios quiere bendecir, busca a quienes están más cerca, no va de atrás para adelante, empieza por aquellos que tiene a su lado. Tú no piensas primero en tus amigos y luego en tus hijos. Mientras más cerca estés del Señor, mayor será la bendición. Ahora es tiempo de oración, una y otra vez busca la presencia de Dios, deja que te vea, llama su atención, exprime la uva para tu vino. Bebe del Espíritu Santo, bebe todo lo que puedas, porque si lograste estar junto a Él, mereces embriagarte.
En los versículos del 10 al 13 de este pasaje de Deuteronomio, dice que El Señor lo halló, instruyó, guardó, guió e hizo subir. Bendito sea tu Dios que te halla, instruye, guarda, guía y empuja hacia la cima. Si recibes toda su ayuda, es impensable que no quieras llegar hasta arriba. Él puede empujarte, pero tú eres quien debe subir. Es como si llevaras a un caballo a tomar agua, puedes acercarlo a la fuente, pero no puedes hacerlo beber. Dios te motiva para que seas valiente y tengas deseo de obtener bendición, pero no puede obtenerla por ti. Reprende todo espíritu de pereza, temor y tibieza, hazte merecedor de todo lo que quiere darte y lucha por tomar posesión de tus bendiciones.
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