18 de marzo de 2025
Tiempo de lectura: 5 minutos
Necesitamos que sea Dios quien firme las últimas líneas de cada capítulo de nuestra vida. Si Dios no ha firmado el capítulo que estás viviendo, significa que todavía no ha terminado, aun cuando parece que ya no hay algo más que puedas hacer. En cada capítulo de nuestra vida hay un final, y tú decides a quién dejarle que lo escriba. Permite que sea Dios y consigue su firma.
Cuando algo malo ocurre, la pregunta puede ser: ¿Por qué me sucedió esto a mí? Realmente, hay días difíciles. Jesús está frente a la tumba, llorando la muerte de su amigo Lázaro.[1] El mismo que sanó a 10 leprosos, libertó al hombre gadareno. Ahora llora, porque en ocasiones es bueno llorar.
Pasaron 4 días desde que le avisaron que Lázaro estaba enfermo, y cuando llegó, era tarde, ya había muerto. Hay frustración y molestia en sus hermanas porque no ven que Dios haya hecho algo por su hermano; si acaso Jesús hubiera estado presente, entonces eso es lo que le reclaman. Jesús, que ya sabía el curso de la crisis, empieza a impartirles fe, y es lo primero que debe surgir en medio de la adversidad.
El apóstol Tomás habla fuera del enfoque correcto.[2] En ese tiempo difícil, cuídate de las personas que no hablen el idioma de la fe y con sus palabras quieran sembrar dudas y confusión porque desconocen el poder de Dios en medio de lo adverso. Los desfases ocurren en la mente confusa, pero Jesús confiesa fe, declara el milagro que está por ocurrir y se enfoca en el tiempo perfecto de Dios para hacerlo, que difiere de lo que todos están viendo en la situación.
Para Marta el caso está cerrado, hasta le parece que Jesús se perdió el final porque no llegó a tiempo, y aunque se le está hablando de fe, insiste en sentir que todo terminó mal. Por el contrario, María corre y se postra ante Jesús; no hay reclamo porque ella se había quedado con la mejor parte de Jesús y no trae frustración, queja ni enojo.[3] Estar en la presencia de Dios y llenarnos de Él nos prepara para enfrentar los días difíciles que puedan venir en el futuro cercano.
La comunión con el Espíritu de Dios de este día nos asegura la mejor reacción del mañana. No tengo el control de las cosas que suceden, solo puedo tener el control de mi reacción. Marta no aprovechó la visitación de Jesús cuando llegó a su casa; atesora lo mejor de Dios para los días difíciles, así se manifestará tu fe y la confianza de que aun en medio del dolor Dios tiene la última palabra que se escribirá a tu favor, con su propia firma.
En la escena bíblica, Jesús dice muevan la piedra, abran la tumba y Marta grita: ¡No! ¿Para qué? Así es nuestra humanidad; el problema de los seres humanos es que nuestra conclusión es definitiva cuando Dios dice: todavía haré algo más. Jesús le responde: Marta, Marta, no te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios.[4]
La gente que está orando sabe que la espiritualidad está obrando cuando las cosas están pasando. Esto es lo que sucedió con Job, cuando en su último capítulo dice: De oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven.[5] La pregunta es si vas a creer en tu milagro en el día de la calamidad.
Dios nos ha hablado muchas cosas, las escuchamos, pero no las obedecemos porque no las creemos. Entonces, lo que debemos hacer cuando viene un momento difícil es dirigir nuestra alma y no permitir que ella, con su estado emocional, nos dirija.[6] El alma es impulsiva y cuestiona a Dios; es capaz de entorpecer el proceso al cual Dios nos quiere llevar, donde vamos a conocer Su buena, agradable y perfecta voluntad.
María necesitaba ser consolada, Marta necesitaba ser corregida, una creía que ya lo sabía todo, la otra estaba abierta a recibir y aprender. ¿Quieres ser como alguien al que se le debe calmar el enojo y ayudarle a comprender que no es su final? ¿Prefieres ser como aquella persona que sabe muy bien que en la presencia de Dios, cualquier cosa puede pasar y que las últimas líneas de este capítulo las escribe tu Padre, que te ha amado como a un hijo?
Finalmente, recuerda que el aprendizaje de cada proceso que adquieres te prepara para el siguiente capítulo, donde no te aseguro que no tengas adversidad; lo que sí es seguro es que nunca más serás el mismo, hablarás distinto, pensarás distinto y creerás distinto. No desmayes y cree que verás la bondad de Dios en tu vida.
[1]Juan 11: 35 (RVR1960): Jesús lloró.
[2]Juan 11:14 (RVR1960): Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él. Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
[3]Juan 11:28 (RVR1960): Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies , diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
[4]Juan 11:38 (RVR1960): Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. 39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya , porque es de cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. 43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!
[5]Job 42:5, 10-12a (RVR1960): De oídas te había oído más ahora mis ojos te ven. Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero;
[6]Salmos 103:1-5 (RVR1960): Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.
Temas relacionados:
Actitudes | Desastre | Fe | Final | Vida
Ante una calamidad, la reacción puede ser enojo, frustración y la pregunta: ¿Por qué Dios permitió que pasara esto? Aprendamos qué se puede hacer el día del infortunio.
Nacimos para triunfar, ser victoriosos y ganadores, pero el sabor a pérdida es parte del proceso hacia una conquista superior llena de oportunidades.
En esta serie aprendimos cómo manejar las pérdidas, que es posible perder para ganar y este tema explica cómo ganar para tener algo que perder en medio de las crisis y los pesares.