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Crear, destruir y reconstruir

Crear, destruir y reconstruir

07 de diciembre de 2018

Tiempo de lectura: 3 minutos

La vida entera es una competencia. Primero competimos por llegar de primero al óvulo de nuestra madre, luego llegamos al colegio competimos por lograr buenas notas. Hay posiciones, hay ganadores y hay perdedores. La vida entera es así. Mi intención es motivarte a ser un gran competidor porque Dios quiere que vayamos hacia el frente. Todo va hacia adelante, casi nada hacia atrás. Sé un ganador dispuesto a inspirar a miles de personas.

Sin embargo, siempre habrá gente a la que no le gustará que te vaya bien, y a veces se harán pasar por tus amigos. Estas personas están cerca de nosotros, pero cuando te pasa algo malo sienten gozo por dentro, y cuando te pasa algo bueno se amargan; cuando se supone que debería ser al revés.[1] Es el que está sentado contigo, pero desea a tu esposa, o quien te dice que “espera que te vaya bien” cuando desea todo lo contrario. Yo he escuchado a amigos que, incluso, cuando se pelean, uno dice del otro “Ojalá le vaya mal a su hijo”.

La envidia es algo que se siembra en el corazón ajeno por causa de logros propios. El envidioso se molesta ante la satisfacción ajena. Rodéate de personas que realmente serán tus amigos de toda la vida y cuando una persona progrese, alégrate de sus frutos y verás cómo mañana, con esfuerzo y sin envidia, lograrás incluso más.[2] Por los envidiosos no podemos hacer nada, pero por nosotros sí podemos hacer mucho. Hoy talvez sea el tiempo de un amigo, de un competidor incluso, pero no te amargues, tampoco lo critiques y, al contrario: dale gracias a Dios porque le está yendo bien. Y si vas a desenmascarar a un mal amigo, que solo sea para enséñale a ser un amigo bueno, verdadero, como un hermano,[3] no para convertirte en uno de ellos.

En una carrera ciclística, al principio, antes de arrancar, todos son iguales. Hipócritamente unos se dicen con otros “Ojalá te vaya bien”, pero por dentro todos piensan que ojalá se caigan los demás. Después, cuando uno se desprende del pelotón y sobresale, comienza la envidia y las incomodidades ajenas, los roces, las críticas, el descontento. Llega un momento cuando el que va adelante siente pena por los que van atrás y desearán que se caiga y preferirán que gane cualquiera menos él. Cuando liberas todo el potencial que Dios te dio, debes estar preparado para eso.Necesitamos cambiar el mundo entero, y para eso necesitaremos muchos “primeros lugares”. ¡Atrévete a ser líder y marca el paso en donde estés! No importa el desgaste que haya en tu vida porque vas a marcar los tiempos y harás que los demás, aunque nunca te lo agradezcan, te quieran seguir. Cuando provocas que alguien más te quiera seguir, es porque estás haciendo las cosas bien.

También debes ser lo suficientemente humilde para aplaudir los logros de otras personas hasta que te duelan las manos porque todos somos dignos de un aplauso. El primer paso para ir al frente en la vida es este: en vez de envidiar a otros y hablar mal de ellos, aplaude sus logros. ¡Dile a Jesús que irás para adelante, que decidirás ir al frente porque sabes que hay un tiempo para todos!


[1] Romanos 12:15: Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.

[2] Eclesiastés 9:11-18: Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos. Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.

[3] Proverbios 18:24: El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano.

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