04 de septiembre de 2024
Tiempo de lectura: 6 minutos
En esta serie se ha profundizado en la parábola del Sembrador bajo el enfoque de ser una valiosa tierra porque rinde los mejores frutos en calidad y cantidad, pero ya sea al 30 al 60 o al 100%, lo importante es dar fruto. Por eso, tenemos que eliminar cualquier daño que como maleza ocasionan algunos enemigos, tanto el engaño de las riquezas como el afán de la vida, y luego debemos de enriquecer nuestra vida con los elementos que hacen de ella una buena tierra.
Dios le dio riqueza y sabiduría a Salomón, porque su oración fue dame sabiduría y la recompensa le llegó con honor, riqueza y vida, pues durante su gobierno reinó la paz sin provocar enemistades, gracias a esa humildad en su oración. La riqueza en sí no es mala, es cómo la consigues o qué haces con ella lo que puede hacerla destructiva. Por tanto, humildad no es sinónimo de pobreza. Recuerda, la humildad la llevas en el corazón, la riqueza o la pobreza en la billetera.
En el sistema del mundo se anda buscando la añadidura de las cosas, pero Dios anda buscándonos en ese sistema del reino de Dios. Busca Su reino y las cosas te van a buscar a ti. El consejo bíblico es que imitemos a quienes evidencian que han conquistado las promesas de Dios con fe y paciencia.[1]
Esto implica sacar la envidia del corazón por lo que otro ya alcanzó e imitar su fe, pero eso significa ser humilde y pasar de ser imitador a ser imitado, porque la gracia para crecer viene de Dios. Dios lo promete con juramento, diciendo te bendeciré y verás las evidencias en todas tus posesiones, más claro Dios promete bendecir tu economía. Eres bienaventurado cuando recibes, pero más bienaventurado cuando compartes de lo que vino de la mano de Dios.[2]
Tienes la certeza que es Dios quien te bendijo, pase lo que pase, si Dios habla contigo no hay límite para prosperar en todo y no solo eso, la promesa es para toda tu descendencia.[3] Abraham como padre de la fe dio sus diezmos antes que fuera una ley, además confió en la promesa de bendición para su descendencia y estuvo dispuesto a sacrificar aún su propio hijo para demostrar su fe, su paciencia y su compromiso con Dios.[4]. Por eso, Abraham tuvo su respuesta, Isaac recibió la herencia, luego Jacob y sus descendientes[5].
Dios bendecirá a tu hijos, nietos y a su descendencia, sino te dejas llevar por la apariencia y superficialidad de la vida, como el caso de Lot. Lo que es tuyo llegará a tus manos porque Dios cumple lo que ha jurado y en tiempos de hambre o escasez, Dios prospera tanto como para dar empleo a muchas familias.[6] La presencia de ángeles era evidente en la vida de Jacob porque Dios lo bendijo, pero lo espiritual no fue solo una historia, fue su vida real oyendo y viendo cómo Dios le guiaba siguiendo el ejemplo de Abraham, Isaac y al igual que ellos edifica un altar para adorar a Dios.[7]
Todas las bendiciones de Dios son para cada persona y alcanza nuestros días. Dios conectó esa bendición para cumplir sus promesas de prosperidad como las estrellas del cielo, y el pueblo escogido Israel no recibió esa respuesta, porque era para bendecir a todo aquel que cree en Cristo, y allí estamos todos como las estrellas de los cielos. Es una promesa perfectamente cumplida y está disponible para quien la reciba en su corazón.[8]
[1]Hebreos 6:12-14 (RVR 1960): a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: de cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.
[2]Génesis 12:1-3 (RVR 1960): Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
[3]Génesis 13:7-11 (RVR 1960): Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra. Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda. Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro.
[4]Génesis 13:14-18 (RVR 1960): Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.
[5]Génesis 26:1-4 (RVR 1960): Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, el juramento afecta a Isaac
[6]Génesis 26:12-25 (RVR 1960): Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia. Y todos los pozos que habían abierto los criados de Abraham su padre en sus días, los filisteos los habían cegado y llenado de tierra. Entonces dijo Abimelec a Isaac: Apártate de nosotros, porque mucho más poderoso que nosotros te has hecho. E Isaac se fue de allí, y acampó en el valle de Gerar, y habitó allí. Y volvió a abrir Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham su padre, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abraham; y los llamó por los nombres que su padre los había llamado. Pero cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de aguas vivas, los pastores de Gerar riñeron con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso llamó el nombre del pozo Esek, porque habían altercado con él. Y abrieron otro pozo, y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna. Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo: Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra.Y de allí subió a Beerseba. Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo. Y edificó allí un altar, e invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los siervos de Isaac un pozo.
[7]Génesis 28:1-4 (RVR 1960): Entonces Isaac llamó a Jacob, y lo bendijo, y le mandó diciendo: No tomes mujer de las hijas de Canaán. Levántate, ve a Padan-aram, a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí mujer de las hijas de Labán, hermano de tu madre. Y el Dios omnipotente te bendiga, y te haga fructificar y te multiplique, hasta llegar a ser multitud de pueblos; y te dé la bendición de Abraham, y a tu descendencia contigo, para que heredes la tierra en que moras, que Dios dio a Abraham.
[8]Gálatas 3:13-14 (RVR 1960): Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.
Temas relacionados:
Bendición | Promesas | Reino de Dios
Un calificativo indica las características de una persona, sus cualidades, responsabilidades, atributos y naturaleza, tal como se profetizó del niño Jesús. Aprendamos de Sus títulos y cómo pueden heredarse en nuestros días.
En el eterno presente de Dios mil años son como un día, debemos aprovecharlos, contarlos y vivir recuperando las oportunidades que nos ha dado, porque algunos días son malos, otros muy buenos, pero todos son cortos.
Revisa las lecciones aprendidas para edificar el reino de Dios, dejando atrás el misterio de la torre de Babel con sus ideas contrapuestas para imponer la voluntad propia sobre la autoridad de Dios.