31 de diciembre de 2024
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Vivimos tiempos confusos en medio de tanta información falsa y cada día es más común escuchar la expresión: necesito un consejo. El profeta Isaías en referencia al nacimiento de Jesús cita los nombres que Él traería al caminar sobre la tierra, entre ellos: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz.[1]
Así como aprendimos acerca de lo admirable que es nuestro Señor Jesucristo, sabemos sobre el nombre de nuestro Padre eterno. Esta prédica se enfoca en el nombre de Jesús nuestro Consejero. Este término en el original implica aconsejar reflexivamente porque te hace pensar para que veas la solución por medio de deliberar sobre una situación compleja para tomar una decisión.
La precaución está en tener el consejo correcto y perfecto. Dios te puede dar ideas creativas y soluciones que no habías pensado porque Su consejo permanece para siempre.[2] Cuando Jesús da un consejo nos guía para que aprendamos a tomar el camino correcto.
El consejo de Jesús es perfecto porque posee la verdad absoluta y eterna, siempre dará los mejores resultados porque sabe hacia dónde vamos. Además, como es eterno, ya ha visto todo en el pasado y tendrá la mejor perspectiva para nuestra vida.
El primer filtro te lleva a reconsiderar límites. En cada circunstancia nos guiará a reconocer y respetar los límites ya sean de salud, familiares o económicos.
El segundo filtro del consejo de Cristo siempre lleva a superar el dolor no a evadirlo. El tercer filtro es que el consejo de Jesús siempre lleva a restauración. El consejo de Jesús siempre nos guiará a restaurar las relaciones y perdonar si es necesario.
Cuando existe una identificación por experiencia propia se puede ser empático para dar consejo sobre la misma situación. Así lo hizo Jesús, por lo que padeció puede compadecerse de nosotros y está listo para ser nuestro oportuno socorro.[3] Los propósitos eternos de nuestro Padre cubrirán toda necesidad de sus hijos.[4] Pide el consejo de Jesús, el Espíritu Santo te hablará, pero aprende a oír su voz para obedecerle mientras te guía a Su verdad.[5]
Recuerda, el consejo de Jesús te guiará a un mejor destino en la situación que vives. El Espíritu Santo además de guiarte, mientras le obedeces, te irá transformando de gloria en gloria hacia su misma imagen.[6] Solamente de esa forma podrás oír su voz mientras avanzas sobre tu necesidad.[7] ¡En este nuevo año necesito tu dirección, guíame Señor!
Otro filtro, al recibir un consejo por medio de una autoridad, o si todavía tienes duda sobre lo que Dios te está hablando, es consultar con otra autoridad sobre tu vida, para que sea confirmado cuando se trata de asuntos trascendentales. Otras preguntas que se pueden hacer para saber cuál es el camino del Señor en tu situación son: ¿Es este camino egoísta, avaro o de generosidad? ¿Estoy procurando tomar ventaja sobre otras personas o es un camino de humildad? ¿Estoy buscando lo más cómodo o es un camino de fe?
Finalmente, recuerda que así como Moisés salió con todo el pueblo de la esclavitud de Egipto y tuvo que tomar la ruta del desierto con tanta gente, no conocía el rumbo, pero Dios los acompañaba de día con una columna de nube y de noche con una columna de fuego.[8]
La guía de Dios era visible y muy clara para todos, de la misma manera, Su presencia siempre irá contigo. La promesa del Espíritu Santo es para nosotros, nos guiará en medio de la incertidumbre, nos hablará en el momento oportuno porque Jesús es nuestro consejero.
[1]Isaías 9:6-7 (RVR1960): Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. (Véase también en la versión NBLA)
[2]Salmos 33:11 (RVR1960): El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.
[3]Hebreos 4:14-16 (RVR1960): Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
[4]Mateo 6:8 (RVR1960: No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
[5]Juan 16:13 (RV1960): Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
[6]2 Corintios 3:18 (RVR1960): Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
[7]Isaías 30:21 (RV1960): Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.
[8]Éxodo 13:17-22 (NBLA): Cuando Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los guió por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba cerca, porque dijo Dios: «No sea que el pueblo se arrepienta cuando vea guerra y se vuelva a Egipto». Dios, pues, hizo que el pueblo diera un rodeo por el camino del desierto, hacia el Mar Rojo. En orden de batalla subieron los israelitas de la tierra de Egipto. Moisés tomó consigo los huesos de José, pues este había hecho jurar solemnemente a los israelitas y dijo: «Ciertamente Dios los visitará, y entonces se llevarán de aquí mis huesos con ustedes». Y salieron de Sucot y acamparon en Etam, al borde del desierto. El Señor iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche. No quitó de delante del pueblo la columna de nube durante el día, ni la columna de fuego durante la noche.
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