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La comunicación en el matrimonio

04 de noviembre de 2009

Tiempo de lectura: 4 minutos

 

El crecimiento dentro del matrimonio es un proceso evolutivo.  Los recién casados son muy sensibles y se pelean por situaciones sencillas, a medida que los años pasan dejamos de molestarnos por cosas superficiales que continúan sucediendo y nos concentramos en cuestiones más importantes. Descubrimos que es mejor dejar pasar ciertas cosas por la paz.  Los que tienen más de 10 años de casados  pueden confirmar esta situación.

El matrimonio tiene etapas  que debemos  superar.  La comunicación, relaciones sexuales y finanzas afectan directamente la relación de pareja y pueden convertirse en un problema o ser la solución a otros conflictos si se ministran bien.

La comunicación eficaz con tu pareja te garantiza la tercera parte del éxito en tu relación. Para las mujeres es muy fácil comunicarse pero a los hombres nos cuesta mucho.  Dios nos hizo diferentes.  Nuestra pareja nos complementa, es ayuda idónea,  como si encontráramos a la otra mitad que nos hace un todo. La Palabra dice que quien encuentra mujer, encuentra el bien,  o sea, que hay que buscarla y cuidarla.

Como sabemos, ellas son más sentimentales y detallistas, los hombres somos más parcos y rudos.  Hombres y mujeres tenemos diferente forma de pensar y expresarnos.  Los varones muchas veces decimos lo que no queremos y callamos lo que quisiéramos gritar. Otras veces se mal interpreta lo que decimos y empiezan los problemas. Saber comunicar es todo un arte que te conduce por el rumbo de una vida exitosa. Hay curso de cómo hablar en público y también debería haber alguno para aprender a hablar en casa, con nuestra esposa e hijos.

Consejos de comunicación en el matrimonio

Génesis 3:8-10 dice: Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.

Lo primero es  ser transparente. Si eres auténtico te garantizas que la verdad fundamenta tu relación. He visto jóvenes que fingen lo que no son porque desean conquistar a la persona que les atrae.  Son como Adán y Eva, escondiéndose detrás de los árboles y tapando con hojas sus vergüenzas luego de abrir sus ojos al bien y el mal.

Cuando hay algún inconveniente, lo mejor es afrontarlo y hablar sobre ello. Esconderse y evitar la cuestión no es recomendable.  La transparencia da seguridad y favorece la comunicación. Hablar sobre algo incómodo no es agradable pero es conveniente.  Evitar y posponer el diálogo debilita la relación.

1ra.  de Pedro 3:7 aconseja: Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

El segundo  consejo es buscar sabiduría para guiar a la familia, ser el sacerdote del hogar y cuidar de la esposa.  Pidámosla al Señor en nuestra oración.  Recuerda que cosecharás lo que siembres, así que siembra un trato amable, palabras y gestos cariñosos que te hagan merecedor de recibir lo mismo.  Esto aplica especialmente para los hombres que tenemos la  responsabilidad y mandato  de tratar a la mujer como un vaso más que  frágil. Debes tratarla con delicadeza, piensa siempre antes de hablar,  conecta tu cerebro a tu lengua para no decir cosas que de las que luego puedas arrepentirte.

El versículo termina con una frase contundente.  La buena relación que tengas con tu esposa determina tu relación con Dios. Ni el pecado ni el diablo pueden interferir en ella. El pecado es perdonado y ha sido lavado por la sangre del Cordero;  el diablo no puede alejarnos del Señor porque podemos utilizar el escudo, espada y yelmo de justicia.  Entonces lo único que puede impedir tu comunicación con Dios es el trato hacia tu esposa.

Un problema con la esposa es como gota perenne  sobre la cabeza que no nos deja en paz. Sales de tu casa, llegas al trabajo, regresas a tu casa y continúas pensando en la dificultad que has tenido con tu esposa. Si pierdes la comunicación con ella, pones en riesgo tu comunicación con Dios y sin Él estamos perdidos, como aviones sin radar.  Entonces, convéncete de que la comunicación en el hogar es vital, no solo para tu matrimonio sino también para tu liderazgo y éxito en la vida.

1ra. De Pedro 3:6 dice: como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.

Las mujeres también tienen su mandato.  Deben ser obedientes, tal como Sara lo era.  En la Biblia también dice que la mujer debe estar sujeta al marido, como el marido está sujeto a Jesucristo. Cada uno tiene un mandato que cumplir.  Si tratas bien a tu esposa y por lo tanto, tienes buena comunicación con Dios, puedes pedirle que tu esposa sea obediente para que juntos hagan lo que Él manda.  Testifícalo en tu vida y lleva a casa obras de fe para ganarte la sujeción de tu mujer.

Las damas le deben obediencia a los esposos que  viven en santidad, siguen a Dios y obran con justicia.  Cada quien debe aportar lo mejor que tenga para que la relación funcione.  Ambos tienen una responsabilidad que se consolida con la comunicación. Los hombres deberán tratar a sus mujeres como vaso  frágil para que ellas les deban obediencia.

Libre de enojo

Proverbios 14:17 explica: El que fácilmente se enoja hará locuras; Y el hombre perverso será aborrecido.

El que se enoja pierde. Reflexiona sobre tu matrimonio.  Nunca es tarde para empezar de nuevo y pedir perdón por si no has tratado bien a tu esposa, si has hecho locuras y te has dejado dominar por el enojo. Ambos deben revisar su conducta y evaluar en qué medida han escuchado y obedecido la voz del Señor.  Valoren a su cónyuge y agradezcan la oportunidad que Dios les ha dado de compartir con esa persona que te ha dado como complemento.

Evalúen la comunicación que tienen bajo estos parámetros, encuentren un balance y no permitan que pase más tiempo sin resolver los asuntos pendientes.

La verdad sobre todo

Efesios 4:25-26 advierte: Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.

No mientas, si tu matrimonio se rige por un código de integridad  y transparencia, la confianza será el faro que los ilumine.  Tu canal de comunicación estará limpio porque tendrás la certeza de que siempre escucharás la verdad.

Haz un pacto con Dios, afronta las dificultades con tu pareja y resuelvan los conflictos ahora. No esperes porque nada nos garantiza que habrá un mañana. Sigue el consejo del pastor Cash y compra una cama pequeña para tener cerca a tu pareja y sentir la necesidad de arreglar todo lo necesario. Entrégale al Señor tu vida conyugal para que la fortalezca y edifique.

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