18 de agosto de 2007
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En la Biblia hay diferentes temas, pero hay un libro que en lo personal me apasiona mucho y es el de Proverbios. Se caracteriza por un tema en esencia y es la sabiduría, es algo que todos debemos de tener, pero no es tan sencillo como decir: “me voy a tomar un vaso de sabiduría,” sino que es algo que hay que buscar y practicar. Muchas veces, el conocimiento se tiene, pero la práctica no. El libro de Proverbios no es de conocimiento solamente, sino para ponerlo en práctica. Hoy quise compartir con ustedes uno de los temas de Proverbios y es la boca.
Hay algunos que hemos cometido errores con nuestra boca. Esta palabra aparece más de 500 veces en la Biblia. ¿Cree que Dios esta interesado en poder domesticar nuestra lengua y nuestra boca si nos ha hablado tanto acerca de eso? ¿Cuántos de aquí nos hemos metido en un problema por nuestra boca? Desde muy pequeños, nuestra boca es un instrumento para bendición o para que nos alcance una buena reprimenda. Cuando nos ponemos contestones con nuestros papás, nos falta un paletazo.
Todos necesitamos manejar nuestra boca con sabiduría. Tengo la oportunidad de ser parte del equipo pastoral, conocer a mucha gente y de tanto relacionarme con las personas, he aprendido a conocerlas bien y a discernir sobre ellas. Una de las cosas que he aprendido es a oír las palabras de las personas y por la boca, yo sé como son. Usted por lo que habla puede delatarse de qué cultura es, qué educación tiene, de qué país viene. Por nuestro acento nos pueden diferenciar entre razas, culturas, educación, modales. Y algo tan sencillo como abrir la boca y decir algunas palabras, puede decir mucho de ti. Las palabras que salen de tu boca deben ser como la plata, como el oro que pasó por el crisol, porque por ellas las personas van a deducir qué tipo de persona eres.
Cuando Pedro habló, una persona le dijo: “Tú eres de los que andan con Jesús”. Muchas de las cosas que hablo, las he hablado con el pastor Cash y la gente me dice: “Ah, se te nota que andas con el pastor Cash”. Lo mismo le pasa a uno con su hijo o su padre. Hoy le voy a pedir que reflexione qué palabras salen de su boca, son palabras de esperanza, de fe, de angustia, de queja. ¿Qué tipo de palabras representan lo que eres y tienes por dentro? Dice la Palabra en Romanos 10:9: Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
¿Cuántos tienen en su corazón a Cristo Jesús? Lo tiene porque en su boca confesó para salvación. Pero lo que sale a veces de nuestra boca no necesariamente está reflejando el regalo de salvación que hemos recibido. Hay cosas que no logramos porque nuestra boca no ha sido preparada para anteceder y alcanzar lo que algún día vamos a alcanzar.
Proverbios 3:16
Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra
De los siete que están ahí, tres tienen que ver con la boca. De las seis cosas que Dios aborrece, tres tienen que ver con nuestra boca. Entre el 45 y 50% de probabilidad tenemos de no agradar a Dios por nuestras palabras. Decir malas palabras no es pecado como tal, pero es hablar mal y no refleja lo que llevamos adentro. Es alguien que de la misma fuente está dando agua y aceite, la misma fuente no puede dar dos cosas.
Santiago 3:3
He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan y dirigimos así todo su cuerpo.
¿Ha visto que a los caballos se le ponen correas para cuando el jinete quiera frenar, lo lastime y le dé una señal que debe proceder para el rumbo que el jinete quiera?
Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí !cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.
En esos versículos, podemos ver cómo la lengua puede encender un bosque; cómo la lengua es ejemplificada con analogías de lo pequeña que es, pero lo poderosa que puede llegar a ser. Lo que confiese con su boca eso será lo que llegue a ser. Encontré en el libro de Proverbios la respuesta para encontrar el dominio, el freno que necesita ese miembro tan pequeño de nuestro cuerpo, la lengua. Y para ello, lo voy a invitar a que vaya a Proverbios 2:6 y de aquí en adelante. La Palabra de Dios nos trae consejos de qué palabras debemos de quitar de nuestra boca. ¿Cuántos saben que el principio de la sabiduría es el temor de Jehová? ¿Cómo usted y yo lo ponemos en práctica hoy? ¿Cómo puedo yo tener hoy mismo una boca que confiese lo que Dios quiere que confiese, una boca que pueda testificar lo que llevo dentro, lo que somos y por lo que hemos sido lavados? Con nuestra boca hemos logrado grandes cosas. Cuando te le declaraste a tu novia, o para ofrecerle matrimonio a quien hoy es tu esposa, lograste una familia. Los que trabajan en ventas, por su boca logran llevar sustento a su casa. Nuestra boca puede producir bendición.
Proverbios 2:6
Porque Jehová de la sabiduría y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
Desde muy pequeño, anhelaba cosas grandes, me gustaba soñar y mis padres me enseñaron a través de este libro, que debía entender lo básico para poder alcanzar todo aquello que anhela mi corazón y entre esos principios, está el dominio de la boca. Adquiere sabiduría, inteligencia, no te olvides ni apartes de las razones de mi boca. Todos los que estamos aquí podemos aprender de la boca de Dios. Tengo una niña pequeña de cuatro años y es increíble que hable igual que mi esposa. Ella imita a su mamá, es igual. Es una imitadora de la boca de mi esposa y mi hijo habla muy parecido a como hablo yo. Como que cada quien agarró a uno de los dos y hablan como hablamos nosotros. Al conocerlos a ellos, va a conocer de mí. Espero que cuando la gente le conozca a usted, conozca a Dios. Tan sólo con las palabras que salgan de su boca. Si estas palabras reflejan al Padre celestial, al Todopoderoso, al Rey de reyes, usted se puede sentir hoy digno de ser su hijo; de lo contrario, debe preocuparse porque su boca le está creando problemas que no debería de tener, pues como hijo, debe gozar de los beneficios del reino de Dios. Estos son inagotables, pero a veces existe una barrera entre la bendición de Dios y el reflejo de ésta, sólo por su boca. Le preguntan: -¿Cómo estás, fulanito?”-. –Ahí, jalando la carreta -responde. ¿Qué se dijo? Buey, asno de carga. O le dicen: -¿Cómo vas?-. Y dice: -Mal-. No digamos cuando le ponemos un timón a un carro en sus manos y usted se convierte en el Dr. Merengue. Y empieza maltratar y si esa bocina hablara, olvídese. Todos hemos pasado por eso. Fui una persona que en mi juventud, por mi gran boca tuve muchos problemas. Me pasaron cosas tremendas. Nuestra boca tiene poder. Dice la palabra en Proverbios que el poder de la vida y de la muerte está en nuestra boca. Le voy a dar los consejos de qué palabras debe quitarse para adquirir sabiduría. Dice que debemos pasar nuestra boca como el oro es pasado por el fuego. ¿Qué se le quita a la plata y al oro en el crisol? Las impurezas. Hoy le voy a decir qué palabras se tiene que quitar. La primera es: quítese las malas palabras y las palabras perversas. Proverbios 15:24
Si por su boca puedo sentarme con usted y conocer que cultura tiene, qué feo es que con su boca se presente con palabrotas. Una persona mal educada es una persona que dice palabrotas, soez, vulgar. Y aún así, quiere lograr un trabajo, una novia, una esposa, una venta. Deje lo malo que es, la poca cultura que eso le hace notar. Quítese las palabras perversas y las malas palabras.
Proverbios 8:7
Porque mi boca hablará verdad, Y la impiedad abominan mis labios.
Proverbios 15:22
Hay mucha gente que se dedica a engañar a otros para sobrevivir, pero acaban en el suelo, comiendo arena.
Proverbios 21:6
Amontonar tesoros con lengua mentirosa. Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte.
Nos vamos a quitar las malas palabras y las palabras perversas.
Segundo consejo: Quítese las palabras de mentira. Mentira es mentira, sea pequeña o grande; debe ser sí sí o no no. Si da su palabra, debe ser una palabra que no tenga doblez y que sea justa. Usted va a darse cuenta que lo que confesamos, se hace. Puede ser que tenga la suficiente fe, pero su boca no le ayuda, porque es como una fuente de agua salada y dulce, es como una fuga.
Proverbios 10:6
Hay bendiciones sobre la cabeza del justo, pero violencia cubrirá la boca de los impíos.
Proverbios 10:11
Manantial de vida es la boca del justo; Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.
Proverbios 10:14
La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.
Todos aquellos que cambiemos nuestras palabras, que quitemos esas palabras que le enseñé hoy, le voy a garantizar que tendremos vida, no calamidad. Mi boca me llevará a bendición y vida. Cuando empiece a creer que su boca lo puede llevar a bendición, las cosas van a empezar a suceder.
Proverbios 11:19
El hipócrita con la boca daña a su prójimo mas los justos son librados con sabiduría.
Tercer consejo: Palabras de hipocresía. Esas palabras hipócritas sólo dañan a nuestros seres queridos. Si no siente lo que está diciendo, no lo diga. Si no va hablar con verdad, no lo diga. Quítese las palabras hipócritas y para quitárselas, debemos ser hombres justos que vivamos en integridad. Proverbios 10:19 El que mucho habla, mucho hierra, el que es sabio, refrena su boca.
Proverbios 13:3
El que guarda su boca guarda su alma, mas el que mucho abre sus labios, tendrá calamidad.
Proverbios 17:19
El que ama la disputa, ama la trasgresión; Y el que abre demasiado la puerta busca su ruina.
Al que le gusta pecar, le gusta pelear. ¿Sabe qué pasa con el que mucho habla? Mucho peca. El que abre mucho la boca busca que se la rompan. Aquellos que se las llevan de “gallitos”, de “salsas”, no falta que un día de estos encuentre algo en la calle y por muy bueno que sea para alegar, un día de estos le van a romper la boca. Yo era muy peleonero de pequeño, y tuve que lidiar mucho por mi boca, porque por bocón, me la paraban rompiendo. Pero nunca logré alcanzar nada bueno con ello, al contrario, estuve a punto de morir muchas veces, resultado de mi gran boca. Por eso, cuando usted cambia las palabras que hoy le estoy compartiendo, está trayendo bendición y vida, no violencia y calamidad. Lo que debemos hacer es quitarnos las muchas palabras, hable menos. No sé si conoce a alguien que cuando se sienta a hablar con esa persona, habla tanto que puede estar hablando con ella, va al baño, a comer y ella sigue hablando solita, y no dice nada. Su boca debe reflejar palabras medidas para no hablar de más.
Proverbios 15:2
La lengua de los sabios adornará la sabiduría; Mas la boca de los necios hablará sandeces.
Proverbios 15:7
La boca de los sabios esparce sabiduría; No así el corazón de los necios.
Proverbios 15:14
El corazón entendido busca la sabiduría; Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.
Proverbios 26:7
Las piernas del cojo penden inútiles; Así es el proverbio en la boca del necio.
Si algo nos debemos de quitar de la boca son las palabras de necedad. Y aquí quiero hacer un énfasis. Muchas veces nos toca orar como pastores por las personas que están siendo sanadas. Le decimos: ¿Crees que Dios te puede sanar? Al ratito aparece de nuevo la persona y me dice: “¿Puede orar otra vez por mí?” Y no creen ante la necedad de su corazón que Dios puede hacer algo por ellos, por su enfermedad y la Palabra es clara cuando dice que por sus llagas somos sanos. No entendemos las cosas que debemos entender y estos proverbios son para que los tomes y los practiques.
Proverbios 15:28
El corazón del justo piensa para responder; Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.
Te vas a quitar el tiempo en que respondes. El que pronto responde, va a meter la pata. Piense, medite antes de hablar. Yo cuando me enojo, mejor me quedo callado. Yo no he conocido a una persona que logre hablar con sabiduría estando enojado. Pero sí he conocido a varias personas que se han enojado y hablan en su tiempo.
Proverbios 21:23
El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.
Muchas veces estamos angustiados no por las circunstancias, no por las cosas que nos están pasando, sino por las cosas que llamamos a nuestra vida por nuestra propia boca. Ese problema que tienes no fue por cosas de la vida, sino porque abriste la boca cuando no debías.
Proverbios 18:6
Los labios del necio traen contienda y su boca los azotes llama.
Si usted no quita las palabras de contienda, lo que está pidiendo son palazos, lo que está pidiendo es una sopapeada. Quítese lo contestón, muérdase la lengua, aflójese los dientes de tanto apretarlos, pero cállese. En momentos en que está debatiendo, no lo haga enojado.
Proverbios 24:2
Porque su corazón piensa en robar, E iniquidad hablan sus labios.
Quítese las palabras que lo alaban a usted mismo.
Proverbios 30:32
Si neciamente has procurado enaltecerte, O si has pensado hacer mal, Pon el dedo sobre tu boca.
Quita las malas palabras, las palabras de perversidad, de hipocresía, de necedad. Habla con prudencia en el tiempo que es, y quita toda palabra que habla de ti mismo.
Llegará el momento en que las palabras que salen de tu boca serán de tal sabiduría y de tal entendimiento que testificarán que verdaderamente eres un hijo de Dios, que fuiste lavado por la sangre de Cristo, de las bendiciones que has alcanzado y la gente te va a empezar a alabar, vas a tener que ser humilde en reconocer que ese freno y esa capacidad que has tenido de domar esa boca, ha sido por el poder de Dios. Quiero invitarte a que cierres tus ojos y que medites en cómo tu boca debe de cambiar. Una plata refinada es la que ha pasado muchas veces por un crisol por fuego. Quizá dices: “Yo ya no hablo malas palabras”. Pero por estas palabras de necedad e hipocresía, no vas a alcanzar la plenitud que Dios quiere darte. Por tu boca hay vida o hay muerte y por tu boca hay un timón que dirige tu vida. Todo empieza confesando al Señor como tu Señor y Salvador. No hay un hombre que pueda domar la boca, mucho menos al ser como tal. Pero sí hay algo que nos da salvación, que nos da la sabiduría y la inteligencia para alcanzar todo lo que anhelamos.
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