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Obtener entendimiento

13 de febrero de 2010

Tiempo de lectura: 5 minutos

 

Salmo 32:8 advierte: Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;  Sobre ti fijaré mis ojos.

El Señor dice que nos hará entender, es decir que abrirá nuestra mente para ayudarnos a ponerla en orden y lograr que nuestros pensamientos sean como los Suyos. Quiere enseñarnos y corregirnos, sólo de esta forma puede haber entendimiento para alcanzar sabiduría.

Algunos han tenido padres muy estrictos. El pastor Cash nos ha contado sobre la disciplina que recibió de su mamá y cuánto lo agradece porque le ayudó a formar un carácter íntegro y luchador. Yo tuve padres consentidores aunque no permisivos y también lo agradezco. Encontrar el balance es importante y debemos dar gracias por nuestros padres y la forma como nos corrigen, porque necesitamos entendimiento tanto en la vida diaria como en el espíritu.

La Palabra nos corrige y nos ayuda a  tomar decisiones. A veces aceptamos la corrección que nos da, a veces no, todo depende de tu experiencia en la vida natural. Déjate guiar por el Señor, Él desea orientarte y corregirte para que obtengas entendimiento y vivas mejor.  Esfuérzate por comprender esa cariñosa corrección y agradécela.

Como pastores vemos que a las ovejas les suceden cosas raras que muchas veces no comprendemos. Por ejemplo, somos testigos de familias esforzadas que ofrendan y diezman cumplidamente, sin embargo sufren circunstancias difíciles como robos e injusticias. Aunque me cuesta entender hechos como ese, el Señor aprovecha la adversidad para enseñarnos. Dios interviene en nuestras vidas de una forma que va más allá del entendimiento humano y debemos pedirle ayuda para comprender. Él nos da la oportunidad de escucharle y nos corrige para que lo comprendamos mejor.

Dios trata con cada uno

Todos aprendemos de forma diferente, así que debemos ser corregidos también de forma diferente. He tenido que aprender a educar a mis hijos según sus características individuales. Uno de ellos es muy talentoso y le gustan la actividad física, de pequeño disfrutaba mucho salir con su bicicleta o patineta. Cierta vez que debía corregirlo, traté de calmarme, lo llevé a su habitación e intenté hablarle, pero él simplemente se volteó mostrándome su trasero, apurándome para que le pegara rápido y así poder continuar con lo que estaba haciendo. El método que mejor funcionó fue prohibirle utilizar aquello que tanto le agradaba.  Otro de mis hijos era un niño más preocupado, tal vez demasiado. Cada vez que lo corregía, sufría tanto que me daba lástima, pero debía continuar porque su temperamento suave necesitaba adquirir esa fortaleza que le ayudaría cuando realmente tuviera que enfrentar situaciones difíciles. Lo mismo sucede con nosotros, adultos supuestamente maduros. El Señor sabe que cada uno debe ser corregido en el mundo y en lo espiritual de diferente forma para que el aprendizaje sea efectivo.

Hechos 9: 1-2 nos relata: Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.

Saulo era malo, mataba cristianos pero el Señor tuvo misericordia y provocó un encuentro  para hacerle entender que Él era real y lo quería para Su reino. Lo mismo sucede contigo, busca que tengas entendimiento para convertir tus malos caminos y trata a cada uno en lo individual, según lo necesite. Para Él es importante que entendamos y le entreguemos nuestra vida.

La Samaritana es otro ejemplo de cómo el Señor busca hacernos entender. Ella estaba en sus actividades cotidianas y Jesús la buscó para pedirle que le diera de beber. La mujer extrañada, le pregunta por qué se lo pide a ella.  Debemos comprender que Él puede pedirnos cualquier cosa en todo momento y el pecado es la única razón para sentirse incómodo por ello. Justo lo que le sucedía a la Samaritana que vivía con alguien que no era su marido.  Necesitamos que Dios nos confronte, tal como hizo con ella para hacernos entender y lograr que le abramos nuestro corazón.  Personalmente me sucede con mi esposo a quien amo y respeto. Algunas veces me cuesta dejar que se vaya porque lo extraño, pero Dios me cuestiona: “¿Qué pasa, acaso no es tu esposo mi siervo? Este es Mi espacio, Mi lugar, pon en la balanza tu corazón”. De esta forma recapacito y obedezco porque toda la honra y gloria le pertenecen a nuestro Señor.  Él me hace entender que desea algo, de la misma forma que lo hizo con la Samaritana.

El desafío de avanzar

Lucas 18: 18-22 cuenta sobre el joven adinerado: Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. Él dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.

Otro ejemplo es el joven rico que se creía tan espiritual y listo para recibir su recompensa, sin darse cuenta que recibiría corrección para comprender que aún le faltaba hacer aquello que era más difícil para él.  Necesitamos corrección para ser entendidos, en este mundo como en lo espiritual. No somos perfectos, requerimos ser edificados constantemente. El que piensa que ya está listo, recibirá una gran lección, hay que tener cuidado de no acomodarse porque el crecimiento nunca se detiene. Siempre faltará algo más, siempre seremos capaces de dar lo que no pensábamos y ser desafiados. Dios nos pondrá en nuestro lugar si nos creemos completos, sin necesidad de aprender y nos enseñará en el área más sensible. Al joven lo abordó a través de las finanzas, ese era su punto débil para obligarlo a reaccionar y buscar verdaderamente la vida eterna.

Todas las pruebas y circunstancias nos llevan a la meta y galardón que está al final, no a medio camino, como deseamos. Sigue adelante aunque no comprendas, luego, cuando seas corregido y recibas entendimiento, todo estará tan claro como el agua. Dios quiere llevarte por un sólo camino, el de la vida eterna, aunque en tu inquietud te hayas trazado muchos otros. No te engañes, no pierdas la atención en lo que es verdaderamente importante, nada debe interferir en Su deseo de salvarte.

Recordemos el Salmo 32 que dice: Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;  Sobre ti fijaré mis ojos.

No olvidemos que nuestro pensamiento nos lleva a un camino que conduce a nuestro destino. Todo tiene que ver con pensamientos que influyen en la conducta. Pide sabiduría para buscar el camino correcto y tomar las mejores decisiones en tu grupo, tu trabajo, iglesia y familia. El camino correcto es buscar el reino de Dios y Su justicia.

Otra versión del mismo salmo dice: “fijos en ti mis ojos, seré tu consejero y velaré por ti”. Significa que el Señor te guiará y acompañará en esa ruta de aprendizaje que debes seguir para alcanzar una vida plena a Su lado.  Debemos ordenar nuestros pensamientos y cambiar de actitud.  Por ahí dicen que “a paso dado no hay quite”, así que no te detengas, atrévete sin miedo a cambiar y mejorar.  Revisa tu pensamiento y conducta antes que la de otros. Una señora me decía que al recibir este mensaje deseaba salir corriendo a corregir a sus hijos pero primero debe corregirse ella. La corrección y el entendimiento es de doble vía y recíproco entre nuestros semejantes.

Comprender para cambiar

Salmo 25:8 dice sobre el Señor: Bueno y recto es Jehová; Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera.

Salmo 86:5 también explica: Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.

Proverbio 16:16 advierte: Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; y adquirir inteligencia vale más que la plata.

Proverbio 9:8 nos pide: No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;  Corrige al sabio, y te amará.

El mensaje es fuerte en estos cuatro pasajes, Dios quiere que el malo entienda y corrija su conducta. Si aborreces a quien te corrige, eres un escarnecedor. Aquel que se preocupa por ti, te ayuda a comprender lo que sucede y te hace regresar al buen camino es sabio y merece tu amor.

Recibe a Jesús para entender tus circunstancias y aprender a mejorar humana y espiritualmente. Dile: “Señor reconozco que te necesito, soy pecador, perdóname, hazme un ser nuevo, no puedo continuar sin ti, corrígeme y ayúdame a comprender”.

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