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Ponte en movimiento

01 de octubre de 2011

Tiempo de lectura: 8 minutos

 

Debemos ser productivos y avanzar siempre. La parábola del hijo pródigo nos enseña sobre productividad y resultados. Recordemos que se fue de casa de su padre con la herencia que le correspondía y la mal gastó. Entonces, cuando vino la crisis, se arrepintió y pensó en volver con su padre donde sabía que hay abundancia1. Este hijo pecó y cayó muy bajo, pasó de tener grandes sueños a la pesadilla de querer comer los desperdicios de los cerdos. Esto es un buen ejemplo de lo que sucede cuando nos alejamos de Dios, junto a quien podemos ser productivos y soñar con un buen futuro, al contrario de las pesadillas y desperdicios que encontramos en el mundo. No cambies tus sueños por pesadillas, alejándote de Dios.

Para salir adelante es bueno tomar en cuenta algunas leyes físicas que Dios nos ha enseñado a través de la ciencia. La primera es la ley de la inercia por la cual vemos que todo cuerpo continúa en su estado de reposo o movimiento rectilíneo uniforme, a menos que actúe sobre él una fuerza. Por ejemplo, un auto que se queda sin gasolina, continúa en movimiento hasta que se agota el impulso que lleva por la inercia y finalmente se detiene. Esto puede aplicarse a nuestra vida ya que muchas personas que abandonan la iglesia siguen bien, con salud y trabajo por la inercia que ha provocado el servicio, oración y buena influencia del Señor, pero llegará el momento cuando esa inercia se acabe y deban avanzar por su cuenta. Entonces, descubrirán que realmente la “gasolina” venía daba la vida entregada al Señor. Y volverán a la iglesia ansiosos por servir y demostrar que están arrepentidos, justo como le sucedió al hijo pródigo quien pidió ser tratado como jornalero. Si te arrepientes, tu Padre te recibirá como hijo, no como jornalero porque eres Su amado, desea bendecirte, protegerte y cuidarte siempre. Hay que aprovechar la inercia positiva que nos impulsa cuando estamos junto al Señor y romper la inercia negativa que nos detiene cuando sabemos que hemos pecado. Avanza siempre en lo bueno y desecha lo malo.

La segunda ley de la física que vale la pena revisar es la del movimiento que dice que los cuerpos se trasladan de un lugar a otro o se detienen por la fuerza que se ejerce sobre ellos, que puede ser impulso o fricción. Por ejemplo, una pelota se mueve si la pateas o empujas, pero si dejas de hacerlo, se quedará quieta. Esto se aplica a la parábola del hijo pródigo quien al decir: “Me levantaré”, tomó impulso y se puso en movimiento. Además, fue claro en su propósito al decir: “ Iré a mi padre”2. Es decir que le dio dirección a su movimiento, lo que es muy importante, porque de nada sirve caminar si no sabemos hacia dónde queremos llegar.

¡Ponte en movimiento y actúa! Muchos me piden oración pero no reaccionan, no se dan cuenta que la oración es poderosa pero no sustituye al esfuerzo personal. Si quieres que tus hijos sean buenos, intercede por ellos, pero no dejes de educarlos y darles buen ejemplo. Muévete y avanza por las razones correctas. Trabaja porque tienes vida y quieres ser productivo, no porque estás a punto de ser despedido. El hijo pródigo pudo regresar sin necesidad de sufrir hambre, pero esperó hasta que experimentó el desastre. Evita ese extremo, aprovecha tus oportunidades y camina con el objetivo en mente. Además, si por alguna razón te has detenido, no pierdas tu tiempo y retoma el impulso que te activará de nuevo en la dirección correcta.

Para ser productivos y avanzar, es importante confiar en la ayuda del Señor quien dice que enderezará nuestros pasos. Hay una diferencia muy grande entre enderezar los pies y enderezar los pasos porque al hablar de pasos, nos referimos a movimiento. Dios asegura ayudarnos cuando estemos caminando, cuando demos pasos hacia delante3. ¡Su promesa es ofrecer dirección a quienes están en movimiento así que no dudes! Yuju, no le tengas miedo a cometer errores porque si quieres ser perfecto, no harás nada y es importante avanzar.

Recapitulando, vemos que el hijo pródigo se puso en movimiento con un objetivo porque pensó en levantarse e ir a su padre para hablarle. Esto nos ofrece una tercera lección ya que no pensó en buscar algún gran proyecto que le permitiera reponer lo que había malgastado, simplemente pensó: “Le diré”. Ese pequeño y humilde cambio hizo la diferencia en su futuro y le devolvió el bienestar. Avanza haciendo pequeños cambios, si te detienes esperando grandes oportunidades, nunca lograrás algo. Dios no quiere que cambies de la noche a la mañana y seas 100% diferente. Él sabe que los pequeños, pero constantes esfuerzos ofrecen mejores resultados. Dale gracias al Señor por la posibilidad de avanzar hacia una vida mejor, aprovechando cada oportunidad que te brinda. Convéncete, vale la pena esforzarse porque los pequeños cambios generan grandes beneficios para tu vida y para Su gloria.


1 Lucas 15:17 relata sobre el hijo pródigo: Y volviendo en sí, dijo: ¡¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!!

2 Lucas 15:18-23 continúa con el relato del hijo pródigo, quien dijo: Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta.

3 Salmo 37:23 asegura: Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino.

Y el Salmo 40:1-2 también explica: Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.

 

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