14 de julio de 2013
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Sabemos que la familia es el fundamento de la sociedad y que la base de la familia es el matrimonio. Por eso, es importante aprender a escoger a la persona con quien compartiremos el resto de nuestra vida y formaremos una familia. También sabemos que las mujeres tienen la decisión en sus manos porque son quienes aceptan o rechazan la propuesta del varón, lo que es una gran responsabilidad. Así que vale la pena profundizar un poco en lo que ellas deben buscar en un hombre para poder escoger. Por supuesto que los varones también deben saber escoger a qué mujer le proponen matrimonio.
Cuando el siervo de Abraham buscó esposa para Isaac, fue a escoger entre las doncellas que salían a traer agua, es decir que buscó entre las diligentes que hacían lo correcto. Al regresar a casa de Abraham con Rebeca, la escogida, encontraron a Isaac también haciendo lo correcto, ya que estaba meditando1, es decir, visualizando con fe la Palabra del Señor. Por lo tanto, el primer consejo para escoger esposo es buscar un hombre que medite en la Palabra de Dios, que lo busque y lo sirva, porque será varón correcto, conforme a lo que el Padre quiere para un hogar.
La Biblia nos dice que es doblemente dichoso quien medita y se ciñe a la ley de Dios2. Debemos pensar siempre en lo que el Señor nos pide para que nuestras decisiones produzcan buen fruto en el futuro. Mujer, si quieres por marido a un hombre trabajador y próspero, revisa si Él medita en la Palabra de Dios porque solo de esa forma obtendrá bendición y fruto que podrá sustentarte a ti a los hijos que le darás.
Para encontrar un buen esposo, las mujeres deben buscar en el lugar correcto y esforzarse por demostrar que tienen las cualidades que buscan. Si quieres un profesional, ve a la universidad y estudia. Si quieres un hombre esforzado, tú debes serlo. ¡Debes ser imán para el tipo de hombre que buscas! Transforma tu vida para transformar a quienes se acercan y poder encontrar al hombre correcto para que sea cabeza de tu hogar. Busca a un varón que respete a Dios, de lo contrario, tampoco te respetará a ti. En un hogar donde Dios es el centro, todo marcha mejor porque se vive y se actúa para Él, quien desea que seamos felices en familia.
La segunda característica a buscar en un hombre es que entienda que debe entregarle todo a su mujer. Así lo dice la Palabra. Los hombres deben amar y entregarse a su esposa, así como Cristo amó y se entregó por completo a Su Iglesia3. Quien diga que a una mujer no se le da ni todo el amor ni todo el dinero, ¡está equivocado! Ya que no hay mujer feliz sin esos dos regalos. Ama a tu esposa, díselo constantemente y demuéstraselo. Solo de esa forma lograrás que se cumpla el mandato de la sujeción que ellas deben a su esposo. Si buscas que tu esposa sea sujeta, ¡debes morir por ella! Que no te dé vergüenza trabajar y dedicarte a ella. Ese es el tipo de hombre de valor que se necesita.
La Palabra dice que el hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, porque al casarse son una sola carne4. El hombre tiene a la mujer que él forma y dirige, por eso es cabeza del hogar, tal como Cristo es cabeza y forma a la Iglesia. Además, debes amar el cuerpo de tu mujer, pero no solo para la intimidad, sino para que se mantenga saludable. Así como andas loco por desvestirla, también trabaja un poco más para vestirla bien. Si a la luz de las Escrituras, la sustentas y la cuidas como a tu cuerpo, serás un buen esposo y ella responderá como tú deseas.
Cuando el siervo le habló a Rebeca de su futuro esposo, le dio antecedentes de la familia de Isaac5. Al casarse con un hombre, la mujer debe saber que la familia de él es determinante, si le enseñaron a ser esforzado y trabajador para buscar bendición. Isaac podía decir que sus padres le creyeron a Dios y pelearon la batalla de fe. No pidas que tu futuro esposo tenga mucho dinero, sino que tenga los valores y principios de Dios, porque solo así podrá ser exitoso. Busca que sea esforzado y valiente para que luche por ti y por su futura familia.
Es controversial, pero la Palabra dice que ha negado la fe aquel que no provee para los suyos6. Mucho de la fe cristiana se nota en cómo el hombre provee para su casa porque debe aprender a prosperar según la Biblia, ya que sustentar a los suyos es una responsabilidad importante. La instrucción es poderosa porque la sentencia es fuerte.
En familia, pídanle al Señor que los ayude a meditar en Su Palabra, a vivir por sus seres queridos y a proveerles, tal como Él manda. Díganle: ¡Gracias, Padre porque nos abres las puertas y las ventanas de los cielos para que tengamos bendición en el hogar!
Versículos de referencia
1 Génesis 24:60-63 relata:Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos. Entonces se levantó Rebeca y sus doncellas, y montaron en los camellos, y siguieron al hombre; y el criado tomó a Rebeca, y se fue. Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el Neguev. Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían.
2 Salmo 1:1-3 comparte: Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,?ni estuvo en camino de pecadores,?ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia,?Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,?Que da su fruto en su tiempo,?Y su hoja no cae;?Y todo lo que hace, prosperará.
3 Efesios 5:23-25 explica: porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.
4 Efesios 5:27-31 continúa enseñando: a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.
5 Génesis 24:35-36 enseña: Y Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos. Y Sara, mujer de mi amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo cuanto tiene.
6 1 Timoteo 5:8 advierte: porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.
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