05 de septiembre de 2015
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Tu postrer estado
El Espíritu Santo es quien debe habitar en tu corazón para renovarte y lograr que alcances tu bendición.
En la Palabra leemos sobre un espíritu inmundo que salió del hombre que habitaba, pero regresa aunque encuentra todo limpio, por lo que va por otros siete espíritus peores y corrompe el postrer estado de ese hombre[1]. Al leer esto, yo me pregunté, ¿por qué volvió a entrar? Y Dios me llevó a descubrir que pudo entrar en esa persona, en esa casa, porque estaba desocupada, estaba vacía. Y el Señor me dijo: “Es importante que le digas a Mis hijos que su casa no puede estar vacía, su casa debe estar llena por Mí”. Es como al dejar tu casa sola, te vas con pena de que puedan entrarse los ladrones, porque una casa vacía es vulnerable, pero al estar habitada es menos probable que un extraño indeseable entre.
Al leer sobre este postrer estado del que habla la Escritura, busqué el significado de la palabra y encontré que se refiere a lo último, lo nuevo, lo que va a ocurrir, tu final. Así que el final de ese hombre fue malo porque su postrer estado, su futuro, lo nuevo en él fue dominado por el espíritu inmundo y los otros que llevó. Pero en nosotros no sucederá así, porque si un espíritu inmundo es capaz de convertir el postrer estado en algo siete veces peor, los cristianos sabemos que el Espíritu Santo puede convertir nuestro postrer estado no en siete veces mejor, sino que en ¡diez, veinte, treinta veces mejor! Cuando el Espíritu Santo entra en tu casa, tu condición cambia. No sé cuál es tu situación ahora, pero te aseguro que el Espíritu de Dios entrará en ti y hará que tu estado sea transformado para bien.
Cuando leemos en la Escritura la historia de Jacob, vemos que tuvo un sueño, mientras dormía en un paraje con piedras como almohada. ¿Qué tal esa almohada tan dura? Seguro que era muy incómodo, tal como talvez sucede ahora en tu vida, pero no importa si tu almohada es de piedra, no importa si la condición que vives es dura y difícil, ¡Dios te permite soñar! Es más, en medio de la situación que enfrentas, el Señor te da grandes promesas, como le dio a Jacob: “Esa tierra que tocas es tuya y de tu descendencia, te extenderás y todas las familias serán benditas en ti. Yo estoy contigo, te guardaré y no te dejaré porque todo lo que he prometido se cumplirá[2].” ¡Confía en Dios, porque cada palabra que ha depositado en ti se cumplirá, no te preocupes por tu estado actual, mira al futuro con fe!
Entonces, vemos que Dios tiene un postrer estado de paz y de bendición muy grande para tu vida, tu casa y tu familia[3]. ¡Créelo! De hecho, yo lo creo para mi vida y para mi familia. Mi constitución física es pequeña, tanto así, que de cariño, en el ministerio me llaman Capitán América, porque soy como superhéroe antes de que entrara en la máquina que cambió su cuerpo; así soy yo, pero estoy convencido de que mi postrer estado será mayor, porque ese es el deseo de mi Padre celestial. Algún día seré grande y fuerte, a pesar de que mi principio ha sido pequeño. Esto también se aplica a mi llamado, ya que mis inicios fueron discretos, pero he crecido en responsabilidad dentro del ministerio, gracias a que el Señor me ha respaldado y conducido por el camino del servicio. Yo declaro que lo mismo sucederá contigo. No importa cuál fue tu inicio, tu postrer estado será mucho mayor y mejor[4].
Y ¿de qué depende que nuestro postrer estado mejore y alcancemos lo que Dios nos ha prometido? Pues depende de nuestra relación con Cristo, ya que si estamos con Él, seremos nuevas criaturas y lo viejo pasará[5]. A todos nos encanta destapar algo nuevo, pues a Dios le sucede igual, quiere tenerte a ti en una novedad de vida constante. Cuando te levantes todos los días, di con fe: “Mi Padre tiene algo nuevo para mí porque Sus misericordias son nuevas cada mañana.” Eso sucedió con Job, quien enfrentó duras pruebas en todo sentido, pero al final, la Palabra dice que el postrer estado de este hombre fue mucho, pero mucho mejor que su primer estado que era muy bueno antes de enfrentar tanta tribulación. La bendición del Señor se multiplicó de forma impresionante hasta su cuarta generación, porque Job fue fiel e íntegro[6]. Así que el mensaje clarísimo de Dios es que nuestro postrer estado será mejor que el primero, pero debemos tener paciencia y mantener nuestra integridad, porque muchas veces el primer estado es difícil, por no decir terrible. Declaro que si tu estado es de enfermedad y opresión, hoy serás sano y libre, porque tu postrer estado será mejor.
Despojémonos del viejo hombre, de la pasada manera de vivir, renovemos nuestro espíritu, mente y entendimiento. La Palabra usa la metáfora del vestido al pedirnos que nos vistamos del hombre nuevo según la justicia y santidad de la verdad[7]. Todos nos vestimos antes de salir de casa, ese vestido nos cubre y dice mucho de quién somos, así que el consejo es permitir que el Espíritu Santo habite en nosotros, que nos llene y que nos cubra de tal forma que nuestro pensamiento y actitudes cambien y se note. ¡De tu llenura del Espíritu Santo depende tu postrer estado!
El espíritu del mal ya no tiene espacio en tu vida y en tu corazón porque solo los dones del Espíritu Santo prevalecen en ti. Dios comenzará a transformar aquello que ha de venir, que será más amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, más del fruto del Espíritu Santo, lo que nos ayudará a alcanzar nuestro postrer estado de plenitud y bendición[8].
Una mejor Guatemala está por florecer, porque cada uno de los guatemaltecos alcanzará su estado de grandeza. ¡Dios te prepara para que tu nueva vida inicie! Hoy pasarás de un estado de opresión a uno de libertad, de la tristeza al gozo. Recibe al Señor en tu corazón y te aseguro que así será. Dile: “Te entrego mi vida, reconozco que he pecado, pero también reconozco que Tú moriste en la cruz para darme nueva vida. Cambia mi condición y mi estado actual. ¡Gracias, Jesús!”
[1] Mateo 12:43-45 dice: Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.
[2] Génesis 28:10-15 relata: Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
[3] Hageo 2:9 asegura: La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
[4] Job 8:7 explica: Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande.
[5] 2 Corintios 5: 17 promete: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
[6] Job 42:12-17 comparte: Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, y tuvo siete hijos y tres hijas. Llamó el nombre de la primera, Jemima, el de la segunda, Cesia, y el de la tercera, Keren-hapuc. Y no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre herencia entre sus hermanos. Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. Y murió Job viejo y lleno de días.
[7] Efesios 4:22-24 pide: En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
[8] Gálatas 5:22-23 asegura: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
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