15 de junio de 2022
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Jimmy Carter fue un presidente estadounidense que durante su mandato tuvo la costumbre de hospedarse en casas de personas al azar a lo largo de todo el país, ya que consideraba que esta era la mejor forma de mantenerse en contacto con las necesidades de los ciudadanos. Imagina que tu presidente o, mejor aún: Dios mismo, te dijera hoy: “Esta noche me quedaré en tu casa”. ¿Cómo te prepararías para recibirlo?
Dios también nos visita y de nuestra actitud depende que quiera quedarse con nosotros. La Biblia dice que visitaba a Abraham cuando este se mantenía en la entrada de su tienda[1] expectante por lo que el Señor tenía que decirle. La actitud del padre de Isaac fue la correcta e hizo de todo con tal de que el mensaje de Dios no pasara de largo por su tienda.[2] Un ejemplo lo vemos en cómo atendió a los tres hombres enviados por el Señor[3] con un mensaje para Sara. ¡Imagina cuán importante era para Abraham que Dios entrara en su casa! Esa misma debe ser nuestra actitud con Dios.
En aquella misma ocasión el mensaje que Dios tenía para Abraham de que procrearía a avanzada edad también para Sara, pero ella se rio ante lo ilógico de la simple idea.[4] El Señor ya había tenido varios encuentros con Abraham, pero era la primera vez que se manifestaba a Sara de alguna forma y quizá esto hizo que reaccionara de esa forma. Esto nos hace pensar que si hay personas en nuestra casa que aún no conocen a Dios debemos ser pacientes hasta que Él mismo tenga un encuentro con ellas.
Sara al final vio que el Señor cumplió lo que había prometido y en el tiempo que lo había dicho.[5] De esta forma volvió a reír, pero ahora llena de gozo y agradecimiento,[6] no de incredulidad como la primera vez.
Dios hará que te rías con deleite cuando cumpla lo que ya te ha prometido. Quizá hayas vivido frustrado por cosas que deseas pero que aún no han pasado, pero no pierdas de vista la importancia de la actitud con la que te entregas a Él. Si el Señor ya te dio una visitación, no significa que será la única. Aquella primera promesa que ya te hizo no caduca hoy y llegará una segunda visitación para que te deleites en el cumplimiento de esa promesa.
[1] Génesis 18:1: Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día.
[2] Génesis 18:2-3: Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo.
[3] Génesis 18:4-8: Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol, y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho. Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo: Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo. Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y este se dio prisa a prepararlo. Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos; y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron.
[4] Génesis 18:9-15: Y le dijeron: ¿Dónde está Sara tu mujer? Y él respondió: Aquí en la tienda. Entonces dijo: De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo. Y Sara escuchaba a la puerta de la tienda, que estaba detrás de él. Y Abraham y Sara eran viejos, de edad avanzada; y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres. Se rio, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo? Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo. Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.
[5] Génesis 21:1-2: Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho.
[6] Génesis 21:3-7: Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo.
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