23 de julio de 2024
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En la parábola que hemos venido estudiando aparece el sembrador, la semilla que es la Palabra de Dios, y la tierra donde se siembra. Somos esa tierra donde la Palabra de Dios se siembra. Además, ya sabemos que a pesar de la buena calidad de la tierra, de la Palabra de Dios que es viva y eficaz, aun así cabe la posibilidad de que no produzca fruto.
Jesús señaló: si no entienden esta parábola ¿cómo pueden entender las demás? Entonces, el énfasis de Jesús indica que esta enseñanza es clave para comprender todo su mensaje. En esta prédica se explica a detalle por qué esa verdad medular guarda estrecha relación con las riquezas para producir fruto al cien por ciento.[1]
La semilla que cae junto al camino no tiene profundidad, así como cae, se pierde, si no se le presta atención. Hay que eliminar distractores al escuchar la Palabra de Dios cuando el buen Sembrador desea plantarla en tu corazón. Esa verdad hay que aprenderla, creerla, mezclarle fe y saber que si Dios tomó su tiempo para hacer un plan de vida para ti, lo que se debe hacer es no descuidarla. Toma notas, hay releerlas y asimilarlas en la vida diaria con fe.
La semilla que cae entre pedregales se pierde cuando no se sabe enfrentar la persecución, la aflicción y el rechazo que a todos nos acosa. Es importante aprender a amar a Dios y amarte a ti mismo para que no seas de corta duración o débil de carácter, sobre todo, cuando lleguen las burlas y el acoso a causa de tu fe. Entonces, en la primera clase de tierra se trata de un elemento externo por descuido, la segunda tierra es un elemento externo de acoso, pero la tercera clase de tierra es un conflicto interno en el corazón humano, donde hay que profundizar.
La semilla que se ahoga no llevará fruto. Los espinos de la vida diaria pueden provocar ardor cuando se habla del presupuesto familiar o de una inversión y cómo protegerla. Cómo pago la universidad, el colegio, un carro nuevo, la hipoteca y mucho más… eso puede generar un afán interno cargado de estrés, porque asfixia hasta la angustia, que al mismo tiempo conlleva enfermedad, hasta causar daños adicionales como un proceso autodestructivo.[2]
La perspectiva que Dios tiene acerca de la riqueza puede detener el engaño sobre ella, entre toda la lista de afanes. Hay que limpiar la tierra para que cada vez que Dios tenga algo que sembrar eso germine, dé fruto, glorifique al Padre; así lo que pidas te será dado, ese es el mejor antídoto contra el afán y el engaño de las riquezas que nublan y sofocan la fe.
En consecuencia, es necesario migrar hacia las riquezas, la honra y la vida que son la remuneración de Dios.[3] Humildad no es lo mismo que pobreza, la humildad o el orgullo se llevan en el corazón y la riqueza o pobreza se llevan en la billetera y hay que aprender a separar una cosa de la otra. Las verdadera riqueza con honradez y calidad de vida para disfrutarla viene de Dios, y no conlleva tristeza.[4] Si Dios da la riqueza y es una remuneración, recibirla de Su mano y poseerla, jamás será algo malo.
Por consiguiente, hay que tener la Palabra de Dios en el corazón y al Espíritu Santo para pasar la prueba cuando te hace falta riqueza y para superarla cuando sobreabunda, porque se puede caer en altivez.[5] Pobreza o riqueza, ambos estados son temporales y constituyen una prueba, pero hay que disfrutar lo que se tiene cuando es escaso, como lo que se tiene cuando es abundante, pues a la riqueza pueden salirle alas y moverse a otro lado, por eso ponemos en Dios la esperanza y no en las chequeras o los bienes adquiridos.
Si no tenías y ahora abunda, es para compartirlo con el necesitado, pues es necesario ingresar al círculo de la bendición por medio de la generosidad.[6] Ahora sabemos que la riqueza no es mala porque Dios la ofrece, pero hay que entender cómo usarla para no caer en la pérdida de la fe y el sufrimiento.[7] La fe mantiene el alma sana, con buenas emociones y pensamientos de bien.
Dios puede dar las riquezas sin pedirlas, pero únicamente a una categoría de hombres que primero sean sabios; el Rey Salomón tuvo la oportunidad de pedir lo que quisiera y escogió pedir sabiduría. Dios primero lo hizo sabio y luego le añadió riquezas, esplendor y larga vida, cosas que no había pedido.[8] Salomón no estaba interesado en las riquezas, Dios sí estaba interesado en que las tuviera, porque ese es Su deseo para cada uno de sus hijos: riquezas y prosperidad.
En síntesis, como buena tierra primero sé sabio, luego rico y saludable por muchos años. ¡En la mano derecha tendremos larga vida y en la mano izquierda riquezas y honra![9]
[1]Mateo 13:18-21 (RVR1960): Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado en pedregales, este es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.
[2]Mateo 13:22-23 (RVR1960): El que fue sembrado entre espinos, este es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
[3]Proverbios 10:22 (RVR1960): Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.
[4]Proverbios 22:4 (RVR1960): La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella.
[5]1Timoteo 6:17 (RVR1960): A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
[6]1Timoteo 6:18-19 (RVR1960): Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.
[7]1Timoteo 6:10 (RVR1960): porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
[8]1 Reyes 3:9-13 (RVR1960): Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.
[9]Proverbios 3:13-16 (RVR1960): Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda, riquezas y honra.
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