19 de julio de 2020
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Existen situaciones que no podemos evitar, como la pandemia del COVID-19 que sin previo aviso vino a cambiar el mundo que conocíamos. Aunque no podemos evitar ciertas situaciones, sí podemos prepararnos para sobrellevarlas de forma prudente y evitar mayores problemas. No podemos eludir las crisis económicas, pero sí podemos aprender a administrar con sabiduría mientras las atravesamos.
La voluntad de Dios es que nos vaya bien a nosotros y a nuestra descendencia.[1] Él siempre tendrá buenos planes para nuestra vida. Alineémonos a Su voluntad y creamos que sin importar las circunstancias seremos bendecidos por Él.
La Palabra dice que hay abundancia, pero se está perdiendo por la falta de juicio.[2] Incluso en los barbechos (tierra que no se cultiva por un tiempo para darle descanso) podemos encontrar fruto si somos diligentes. No estamos en época de perder, sino de aprovechar cada oportunidad que viene a nuestras manos. Cualquier provisión que podamos obtener en esta situación debemos utilizarla con sensatez. La situación adversa no nos exime de actuar con sabiduría para administrar nuestras finanzas.
Una de las principales enseñanzas que un hijo debe heredar de sus padres es cómo se administra la economía familiar.[3] Nuestros hijos deben aprender a aprovechar los recursos en todo tiempo: en la abundancia y también en la escasez. Las mejores enseñanzas sobre economía no las recibiremos en el colegio o en la universidad, sino en el regazo de nuestros padres.[4] En todo tiempo debemos ser fieles y sabios administradores de las bendiciones que Dios nos da.
Podemos tardarnos meses, años o décadas construyendo algo y por un momento de necedad destruirlo todo.[5] Al momento de construir también debemos sumarle sabiduría a nuestra vida, ya que la ausencia de esta podría hacer que todo el trabajo que realizamos sea en vano. Las situaciones adversas no son una excusa para actuar con necedad, por el contrario, debemos actuar con más sabiduría para no agravar los problemas que ya atravesamos.
La pereza es uno de los peores problemas que podemos tener porque su consecuencia es la pobreza.[6] No es el diablo el que trae la escasez, sino la holgazanería. No se puede construir un hogar sin educar a los hijos para que sean diligentes. Debemos orar por provisión, pero también por sabiduría para administrarla.
Es un buen tiempo para buscar consejo de personas que tienen frutos de buena administración en sus finanzas. No hagamos de menos la sabiduría que podemos recibir de otros. Podremos sentirnos incómodos al recibir corrección, pero vale la pena un breve momento de incomodidad por una vida de sabiduría.
La mejor forma de enderezar nuestro camino en el área económica es a través del consejo y las correcciones que podemos recibir a través de Su Palabra y de otras personas.[7] Es necesario desarrollar sabiduría en aquello que nos puede traer provisión y apartarnos de las cosas que no traen buenos resultados: la pereza, la negligencia, la necedad y la falta de juicio.
La diligencia es el camino hacia a la abundancia. Transformemos nuestra forma de pensar y lograremos obtener resultados diferentes. Los planes a la ligera son los que traen malos resultados y nos llevan a la ruina. Es momento de que meditemos los planes que hacemos para poder obtener los frutos que esperamos.[8]
La mentira nunca tendrá un buen final. Mentir para hacer negocios no es bueno, crea una riqueza fugaz y termina en muerte.[9] Debemos trabajar basados en la verdad. La mentira nos puede funcionar durante un tiempo, pero sus resultados son pasajeros. Solo la verdad nos puede encaminar a una prosperidad duradera.
El que vive comprando bienes superfluos un día terminará vendiendo hasta los necesarios.[10] Debemos administrar con sabiduría los recursos que tenemos. La fe para creer por algo mejor no nos exime de la prudencia al momento de administrar la bendición de Dios. El problema no es que el Señor no nos bendiga, sino que derrochamos lo que Él nos da.[11]
Escojamos bien a las personas que nos rodean porque estas determinan nuestras costumbres, buenas o malas. Busquemos sabiduría a través de nuestros padres porque ellos son la llave para la bendición que Dios quiere darnos.[12] No debemos menospreciar a la gente adulta, siempre tenemos algo que aprender de ellos. Apreciemos sus enseñanzas y tendremos una economía saludable.
[1] Proverbios 13:22: El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos; pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.
[2] Proverbios 13:23: En el barbecho de los pobres hay mucho pan; mas se pierde por falta de juicio.
[3] Proverbios 13:24: El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
[4] Proverbios 22:6: Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
[5] Proverbios 14:1: La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba.
[6] Eclesiastés 10:18 (TLA): En la casa del perezoso pasan muchas desgracias: primero se cae el techo, y después toda la casa.
[7] Proverbios 13:18-19: Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; mas el que guarda la corrección recibirá honra. El deseo cumplido regocija el alma; Pero apartarse del mal es abominación a los necios.
[8] Proverbios 21:5 (DHH): Los planes bien meditados dan buen resultado; los que se hacen a la ligera causan la ruina.
[9] Proverbios 21:6 (DHH): Las riquezas que se obtienen por medio de mentiras son ilusión pasajera de los que buscan la muerte.
[10] Proverbios 20:21: Los bienes que se adquieren de prisa al principio, no serán al final bendecidos.
[11] Proverbios 21:20-21 (DHH): En casa del sabio hay riquezas y perfumes, pero el necio gasta todo lo que tiene. El que busca ser recto y leal, encuentra vida y honor.
[12] Proverbios 23:20-22: No te juntes con los borrachos ni con los que comen demasiado, pues los borrachos y los glotones acaban en la ruina, y los perezosos se visten de harapos. Atiende a tu padre, que te engendró; no desprecies a tu madre cuando sea anciana.
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