02 de diciembre de 2016
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La Biblia está llena de referencias sobre la luz, porque Dios es luz[1], amor y bondad. Antes de crear la tierra, el agua y los seres, creó la luz y cuando la luz se siente, Él obra. Primero surge la luz y luego obra el poder milagroso y creativo del Señor. Entonces, cuando nos alejamos de Dios, caminamos en la oscuridad y morimos. En Alemania se hizo un estudio que reveló el comportamiento de las personas en la oscuridad. Se descubrió que en un cuarto oscuro, las personas caminaban en círculos hacia una luz, a pesar de que se les pedía que avanzaran en línea recta. Cuando caminamos en la oscuridad, sin la luz de Dios, avanzamos en círculos, cometemos los mismos errores, espiritualmente, moralmente caminamos sin rumbo fijo. Pero nuestro Padre siempre tiene la última palabra, dijo: “Traigamos luz al mundo” y vino Jesucristo para que no ande en tinieblas quien lo siga. Él iluminó nuestro camino y vida. Solo había un pequeño problema, estaba limitado por un cuerpo físico, no podía brillar en diferentes lugares al mismo tiempo, por eso nos dio poder para ser la luz del mundo, no porque seamos maravillosos, sino por lo maravilloso que es Él, quien vive en nosotros. Estás llamado a iluminar al mundo. ¿Cómo lo logramos? Pues con fe en hacer obras sobrenaturales, con oración, compartiendo la Palabra de Dios.
Incluso convencidos de que somos luz, puede que no nos veamos como predicadores o evangelistas, pero con nuestra personalidad única y dones, también podemos hacer brillar la luz de Dios y hacer del mundo un lugar mejor. ¡Todos somos diferentes tipos de luz! Puedes ser una luz cálida y acogedora, como esas de color tenue que convierten los ambientes en lugares confortables. Tal vez eres el tipo de persona que hace sentir cómodos, amados y aceptados a todos. Te necesitamos porque el mundo es frío. O quizá eres como una lámpara de horno que está escondida ahí adentro, sin llamar la atención, pero capaz de aguantar altas temperaturas y brillar. O bien, puedes ser una de esas bombillas de cristal, sofisticada y con un lindo diseño, hecha para brillar desde una hermosa lámpara al centro del salón, por lo que brillarás en medio de las personas con tu liderazgo. Serás luz poderosa a las naciones. Otros pueden ser de esas lámparas de bajo consumo energético, amigables con el ambiente del Reino, calmados, que buscan salvar el ecosistema. Estas luces son especiales porque necesitan unos cuantos segundos para encender, pero cuando comienzas a brillar, lo hacer por más tiempo. También podrías ser una lámpara de fiesta, con muchos colores, vivaz y alegre que contagia energía. O qué tal si eres una linterna de mano, de esas que se llevan a los viajes; eres una luz para las misiones; puedes ir a cualquier lugar y hacer brillar la luz de Cristo, quien te ha preparado para ir a todo el mundo y compartir Su Palabra. O podrías ser esa lámpara profética de Dios, un reflector tan intenso que casi lastima los ojos; ves profecía en todo, puedes oler el pecado a dos millas de distancia, debes ser cuidadoso para hablar a las personas con amor. Acaso puede que seas como una lámpara de un cuarto oscuro, donde se revelan las fotografías; involucrada en el proceso delicado de sacar el color y los dones de los demás. También puede que seas una de esas lámparas un poco extraña, única y especial, con una personalidad diferente, por lo que no sabes si encajas, pero Dios dice que te usará con poder.
Todas estas lámparas son muy diferentes, pero cuando se unen, forman la iglesia del Dios viviente. Todas son hermosas y están conectadas al Señor, enviadas a ser la luz del mundo. ¿Qué pasaría si todas se juntaran en un lugar? Cada una aportaría su valor, ideas, frescura y nuevas estrategias que ayudarían alcanzar a miles. Nuestro objetivo es que todos se sientan aceptados y amados. Tenemos diferentes personalidades, dones y perspectivas, pero en común tenemos la fe en Jesús que brillará en cada nación. Somos luz, no porque seamos perfectos, sino porque el Espíritu de Dios brilla en nosotros. Donde brilla la luz del Señor, la oscuridad y la injusticia retroceden, hay esperanza y vida. ¡Deja brillar tu luz para que se una a muchas otras con amor! Ilumina a los que caminan en la oscuridad, a quienes necesitan escuchar que su vida tiene propósito. ¡Quien quiera que seas, con tus dones y personalidad, puedes hacer brillar tu mundo! Proclamemos la luz de Jesús sobre nuestras naciones. Cuando lo hagamos, se liberará Su amor y bendición. Digamos: “Señor, que Tu poder se mueva en cada rincón, que haya salvación, estremece nuestro mundo, queremos encender Tu luz”.
[1] 1 Juan 1:5 NVI: Este es el mensaje que oímos de Jesús y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es luz y en él no hay nada de oscuridad.
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