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Todo comenzó con una ofrenda

14 de agosto de 2011

Tiempo de lectura: 10 minutos

 

Para alcanzar buen testimonio, como los hicieron los hombres de los que nos habla Hebreos 11, debemos ejercitar nuestra fe. Solamente esforzándonos y creyendo podremos dar testimonio de la grandeza del Señor quien nos exaltará. La Palabra nos habla que Abel alcanzó buen testimonio incluso después de muerto porque ofrendó con fe y excelencia. Caín y Abel era hermanos, pero uno alcanzó excelente testimonio porque dio mejor sacrificio. Si quieres diferenciarte de los demás, hazlo todo mejor que otros, tal como Abel lo hizo. Para ser recordados y levantados, debemos ofrendar y trabajar como los héroes de la Biblia lo hicieron.

Del listado de obras de los héroes, Abel es el primero que aparece porque ofrendar es importante, tanto así, que es el ejemplo inicial de un hombre a quien Dios recordó y levantó. Cuando ofrendas, el Señor te ve con agrado y te exalta. Ofrendar es poderoso y es la mejor forma de honrar a Dios.  El enemigo lo sabe y por eso ataca de tantas formas tu deseo de darle al Padre.

Abraham  fue otro hombre que supo ofrendar al Señor lo más amado y precioso que tenía: su hijo Isaac, aunque luego les envió un carnero para sacrificarlo en lugar del muchacho. Muchas veces, en momentos de aflicción, le pedimos a Dios que nos fortalezca con la fe de Abraham, pero eso exige que demostremos tener el mismo carácter y la misma capacidad de ofrendar. La obediencia a lo que el Señor pedía le valió a Abraham la bendición de su descendencia que fue victoriosa por generaciones. Con tu ejemplo, enséñale a tus hijos a trabajar para el Señor y ofrendarle.

Gedeón es un tercer ejemplo de carácter para ofrendar. Cuando Dios lo llamó para que liberara a Su pueblo de los madianitas, él se sentía débil y puso excusas reales, ya que su familia era pobre y él era joven, inexperto. Sin embargo, nada es excusa para salir adelante, mucho menos la pobreza que debe ser una motivación para superarla.

Entonces, leemos que Dios le asegura que estará con él, así que Gedeón le pide que no se vaya porque le llevará ofrenda. Decir que no tenemos recursos no es razón para dejar de ofrendar. Quien más necesita cosechar es el que más debe sembrar. Yo me quebranto cuando veo niños que se acercan con sus alcancías para darle al Señor lo que tienen. Te aseguro que Él los exaltará porque ha visto su corazón generoso. Si quieres que Dios te respalde como a Gedeón, demuestra que tienes el corazón de ese hombre quien le ofrendó a pesar estar en grandes dificultades.

Abel, Abraham y Gedeón tienen en común que comprendieron el valor de la ofrenda. Cuando honramos a Dios y ejercemos el sagrado acto de ofrendar, hacemos que Él vuelva Sus ojos a nosotros para que produzcamos grandes resultados.

Jesús fue ofrenda y sacrificio en olor fragante, la más santa, la que nos salvó. Si Dios ofrendó a Su propio hijo, nosotros debemos dejarnos de excusas y ofrendar. En Filipenses 4: 17-18 vemos que Pablo califica las ofrendas como “olor fragante”, así como Efesios 5 describe a Jesús. Las ofrendas son agradables para Él, tanto como Su propio Hijo. Darle al Señor no se trata respetar la ley de Moisés, sino de atender el corazón de Dios que desde el inicio de los tiempos nos ha enseñado que debemos honrarle y sembrar para recibir.

Él desea mostrar a Su pueblo lo que es capaz de hacer con quienes saben ofrendar como Abel, Abraham, Gedeón y muchos otros héroes de la Biblia. Ofrenda con un corazón sincero y agradecido para que seas bendito en tu entrada y salida, para que tus generaciones sean levantadas como personas justas, que el mal no toque tu vida y la luz resplandezca en medio de tu familia.

 

 Génesis 22:1-14 habla sobre la ofrenda de Abraham: Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros. Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.
Génesis 22: 17 completa: de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.
Jueces 6:15-18 nos dice sobre Gedeón: Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.
Efesios 5:1-2:  Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
En Filipenses 4:17-18: No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.

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