01 de febrero de 2021
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Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón.
Proverbios 3:3 (NVI)
En la Biblia encontramos varias veces que las palabras amor y verdad se acompañan y persiguen mutuamente más veces de las que podríamos imaginar. Y es que ambas están ligadas de una manera tan estrecha, que la presencia de una lleva al encuentro innegable de la otra, al punto que pareciera que una no puede existir sin la otra.
Asociamos la verdad con otras virtudes como la sinceridad y la fidelidad, pero al actuar conforme a ella debemos pensar mucho más allá, pues la verdad es “conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa”. Dicho de otra forma, para que el amor sea real debemos mostrarnos tal como somos y expresar lo que sentimos sin temor alguno.
Asimismo, el apóstol Juan dijo que debemos amar “en hecho y verdad” (Romanos 12:9), por lo que el amor que demos debe mostrarse sin hipocresía. Es un buen momento para que seamos intencionales en amar con un corazón dispuesto. De esta forma lograremos que nuestras acciones y decisiones, tarde o temprano, nos conduzcan a la verdad.
Tengamos presente que el verdadero amor lo encontramos primeramente en Dios, quien realizó la máxima expresión de amor y el mayor acto de misericordia y verdad en favor de nosotros. Es por ello que el amor es la mayor de todas las cualidades cristianas.
Amemos con verdad y hablemos verdad con amor, pues tanto el amor como la verdad son requisitos no negociables para ser plenos y felices.
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