12 de noviembre de 2011
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Hay muchas situaciones adversas que nos alejan de nuestro futuro de bienestar. Unas son las dificultades de la vida, y otras son actitudes como el rechazo y la falta de confianza en nuestra capacidad.
Es triste pensarlo, pero ciertamente la envidia y el rechazo provocaron la muerte de Jesús. Según la costumbre romana, el pueblo judío tenía oportunidad de liberar a un preso y escogieron al asesino llamado Barrabás1. Imagina ¡cómo se sintió Jesús ante esto! El rechazo fue terrible ya que prefirieron salvar a un asesino y no a Él. ¿Por qué no se escuchó a Su favor la voz de la mujer que sanó del flujo de sangre, la voz de Lázaro o la de alguna de las personas a quienes dio de comer milagrosamente? ¡Ninguno pidió que lo liberaran a pesar de haber hecho tanto bien a miles de personas!
Así que la envidia y el rechazo son armas del enemigo, quien intenta hacerte dudar, hiriendo tu alma, haciéndote sentir marginado. Si no administras bien tus emociones y te dejas manipular por quienes te rechazan, serás vulnerable a las tinieblas y podrías alejarte del llamado que el Señor te ha hecho. Satanás desea robarte la Palabra para que no creas y te dejes vencer. ¡No le des gusto, así como Jesús no lo hizo!
Pasamos la vida luchando por ser aceptados, pero la verdad es que a todos nos rechazan en algún momento. Si no es porque somos pobres, será porque tenemos dinero; si no nos rechazan porque tenemos la piel blanca, lo harán porque tenemos la piel morena, por ser aplicados en los estudios o por haraganes, en fin, no seremos aceptados en todo lugar o situación, por eso es importante aprender a manejar el sentimiento de exclusión. El rechazo mal manejado nos hace tomar malas decisiones, como una jovencita que pierde su virginidad, entregándose a un novio que amenaza con rechazarla. Sin darse cuenta de que se arriesga a ser rechazada en el futuro por una persona que tenga buenas intenciones. Así que es mejor ser rechazada por alguien que te presiona a lo malo, a ser rechazada por una buena persona con quien podrías ser feliz en resto de tu vida. ¡Yuju!
Jesús fue rechazado muchas veces. Si lo piensas, incluso tú lo has rechazado. Recuerda por un momento, ¿le entregaste tu vida la primera vez que te lo presentaron o luego de cierto tiempo? Así que Él es nuestro ejemplo a seguir. Incluso soportó morir crucificado cuando en la Biblia dice ¡que es maldito el que colgara de un madero! Pero todo era por un buen propósito que se cumplió y que nos garantizó la vida eterna. Entonces, lucha contra el rechazo ya que debes evitar que ese sentimiento dañe tu alma y te lleve a tomar malas decisiones. Debemos hacer lo correcto, aunque nos rechacen por ello.
En otro momento, Jesús recibió un terrible insulto ya que le dijeron que era fruto de una fornicación2. Si Él hubiera dejado que esas palabras de rechazo influenciaran su ánimo, seguro hubiera dudado diciendo: “Con razón nací en un pesebre porque realmente no soy Hijo de Dios”. Esto podría sucederte en cualquier momento si permites que las voces negativas te hagan dudar, pensado: “Es verdad, ¿quién soy yo para salir adelante?”. ¡No permitas que las mentiras de Satanás te destruyan! Aprende a superar el rechazo para que no te afecte ni te condene, obligándote a pecar. Tú no perteneces a un grupo que te obliga a obrar mal, fuiste comprado por la sangre de Cristo, le perteneces a Dios y solo te debes a Él, quien nunca te rechazará.
La Palabra nos cuenta que la gente reconocía la sabiduría y el poder de Jesús, pero ellos se escandalizaban porque les era imposible creer que Él, a quien habían visto crecer, era capaz de hacer tantas maravillas3. ¿Cuántas veces te han rechazado porque te conocen y se escandalizan al ver que te has superado? Nadie se libra de ser rechazado por unos o por otros, pero lo importante es impedir que eso te haga dudar de tu potencial. Nada debe hacerte retroceder en la lucha por alcanzar los planes de bien que Dios tiene para ti. Aunque te discriminen, ama y no rechaces a nadie.
Jesús manejó el rechazo aceptando a todos y dándonos la posibilidad de ser hijos de Dios, si le reconocemos como Señor y Salvador. A pesar de que sufrió rechazo, vino a decirnos que el Padre nos acepta y nos ama4. Los que fuimos olvidados, somos hallados por Él y tenemos entrada al trono de la gracia. Dale la honra y la gloria por aceptarte y enseñarte a manejar correctamente el rechazo que sufrirás en algún momento por ser luz del mundo y sal de la tierra. Dile con fe: “No importa cuánto me rechacen porque Tú me has aceptado”.
1 Marcos 15:8-14 relata: Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como siempre les había hecho. Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes. Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás. Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos? Y ellos volvieron a dar voces:¡Crucifícale! Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más:¡Crucifícale!
2 Juan 8: 39-41relata: Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.
3 Marcos 6:1-3 explica lo que sucedía con el Señor: Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él.
4 Juan 1:10-12 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
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