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Ángeles te guardan

21 de julio de 2007

Tiempo de lectura: 11 minutos

 

 

Te voy a contar una historia de la cual se derivó la Palabra que el Señor me dio esta noche. ¿Sabes qué es el síndrome de Down? Para los que lo saben, les cuento que es un defecto en un cromosoma, las personas con este síndrome se conocen también como mongolitos. Es acerca de un jovencito de nueve años que se llama Matías y, pues, él pertenecía a un equipo de fútbol, tenía tres años de estar ahí, pero con una peculiaridad: sólo llegaba a ocupar la banca. Nunca lo ponían a jugar, porque el resto del equipo eran niños sin ese padecimiento, normales. Todos los días su mamá lo llevaba a sus clases de terapia, de educación especial y cuando daban las cuatro de la tarde, él ya sabía, y le decía: “Ya son las cuatro, nos vamos para el entreno, se ponía su uniforme y llegaban a sentarse al partido”. Metían un gol y él se paraba. Corrían y siempre echaba porras. Un día después de seis años, el entrenador del equipo se compadeció de él y como ya faltaban sólo cinco minutos para terminar, pensaron en darle la oportunidad a este jovencito.

Entró a jugar y le dieron la bola a Matías, la agarró con las manos, cosa que no se hace, pero nadie le dijo nada y en lugar de tirarle la bola a los de su equipo, se la tiraban al equipo contrario; los demás pretendían que era parte del juego. Empezó a correr, pero en la dirección contraria, entonces se acercó el árbitro y le dijo: “No, Matías, no es para allá, sino para el lado contrario”. Los otros le abrían paso, lo entusiasmaban y cuando llegó a la portería, el portero se hizo a un lado y le metió un gol. El se puso muy feliz, daba gritos, las mamás lloraban, los compañeros lloraban, porque el había llegado a cumplir un sueño que tenía durante tres años. Pues bien, todo lo que hicieron esos dos equipos por este jovencito es algo verdaderamente loable, algo de admirar. Pero también te quiero contar que el Señor tiene equipos entrenados para hacer lo mismo que aquellos hicieron por Matías para hacerlo por ti. El tiene un equipo entrenadísimo para guiarte cuando vas por otro camino, para subir tu estima, para sacarte de los errores, para que participes, para que reconozcas tus errores. Dile a tu vecino: “El Señor tiene un equipo maravilloso”.

¿Saben ustedes cuál es ese equipo? Son sus ángeles. Quiero preguntar, ¿usted ha visto alguna vez un ángel? Eso que cuando la gente te dice, le haces un favor a alguien y te dicen: “Eres un ángel, ¿a cuántos les han dicho así?”. En el Salmo 8:5, dice que nosotros somos poco menos que los ángeles. El Verso 4 dice: ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria y el hijo del hombre para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles. Hemos sido hechos poco menor que los ángeles y dice: “Y lo coronaste de gloria y de honra”. Más de 300 citas bíblicas apoyan que los ángeles tienen un papel único e importante en la redención y te quiero hablar un poco acerca de ellos. Te quiero decir que estudiar o aprender de los ángeles es como subirse a un barco que te lleva a ver las ballenas. ¿Quiénes han tenido la oportunidad de ir a ver las ballenas del océano? Pues no me dejarás mentir que sólo aparece un momentito, apenas y dejan ver su esplendor y luego, caen y desaparecen. Haces un viaje de horas desde la costa para irlas a ver y solamente las puedes ver breves instantes, aparecen con todo su esplendor y desaparecen cuando todavía las están contemplando. Así son los ángeles. Ellos no permanecen a tu lado, ni han permanecido al lado de ninguno que está referido en las escrituras mucho tiempo. Han estado muy poco tiempo al lado de personas, instantes, segundos, horas, quizá el que más tiempo estuvo fue el que condujo al pueblo de Dios en el desierto. Pero de ahí todas son apariciones muy breves y se les menciona desde principios casi de la creación. Acuérdate de que dice que el paraíso está guardado por ángeles.

Los ángeles visitaron a Abraham, a Lot, a Jacobo, a Daniel, a María se le presenta un ángel y le dice que va a concebir un hijo que tendrá por nombre Emmanuel. A Pedro se le aparece un ángel y lo saca de la cárcel. La Biblia más bien los presenta como seres celestiales, poderosos, con presencia y no tiene nada que ver como ahora el mundo los representa. Es muy diferente la presentación que hace la Escritura a la representación que ahora hace la época moderna. Ahora se les trata de simular como que fueran adas madrinas, con alas transparentes, varitas mágicas, con coronitas o como genios de botella, donde tú la frotas, sale y le pides un favor; “ayúdame a encontrar las llaves de mi carro, las llaves de mi casa, se me perdieron; ayúdame a recordarme dónde dejé mi tarjeta de crédito. Quieres que con un tronar de dedos aparezca y con otro tronar desaparezcan. Así es como se tratan de representar a los ángeles, ellos no son así. Fíjate que en las tarjetas, por ejemplo, ¿cómo aparecen los ángeles? Como si fueran bebés, regordetes, con lonjitas, chapudos, con bucles, algunos con pañal, con alitas, otros sin nada, los tratan de representar como niños y un niño todavía no puede tener poder. Los tratan de representar como seres de juguete, en las pinturas de Miguel Angel, las de la capilla sextina, ustedes los han visto. Algunos están recostados sobre muros, en esta posición.

En los cuadros de iglesias de otras religiones se les representa como bebecitos. Incluso cuando nacen, yo soy pediatra y atiendo a los niños en el momento del nacimiento, y cuando nacen, las abuelitas me dicen: ¿Verdad que tiene cara de angelito? Yo no digo nada, porque nunca he visto uno. Por eso, te preguntaba en un principio si tú has visto uno. Pero no, los ángeles son muy distintos a la imagen que se nos trata de vender. Cuando tú quieras referirte a los ángeles, primero referirte a ellos como numerosos. En Hebreos 12:22 habla que la compañía de muchos millares de ángeles. En el libro de Judas 14:15 también dice he aquí vino el Señor con sus santas decenas de millares, son muchos, numerosos. En el salmo 68 dice: Los carros de Dios se cuentan por centenas de millares, son muchos numerosos. Deuteronomio 32:2 dice que cuando Jehová vino al Sinaí para dar las Escrituras, habla de la ley, llegó ante de millares.

Mateo 26:53

Los ángeles son muchos, pero tú no eres de ellos; tú eres aun mejor. Ya vas a ver por qué.

Cuando el Señor iba a ser aprendido en Getsemaní, está Pedro que al tratar de defenderlo, le trata de volar la cabeza, pero sólo le vuela la oreja, pero el Señor se la pega. Ahí le da una lección y le dice: ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre y que El no me daría más de doce legiones de ángeles? Una legión eran seis mil y si tú haces la relación, doce eran 72,000 que solamente estaban esperando que el Señor les dijera: “vengan a rescatarme”. Eran seres poderosos, estaban únicamente esperando la señal para llegar, pero el Señor no lo hizo, porque sino, él no hubiera muerto por ti y por mí, y no seríamos salvos. No hubiera derramado su sangre por nuestros pecados. Entonces, El pudo haber llamado a 72,000 en un momentito.

Apocalipsis 5:8

Los ángeles que rodean el trono celestial son millones de millones. Luego, vamos a ver la importancia que tiene el por qué hay tantos ángeles. ¿Recuerdas tú cuando los ojos del criado de Eliseo fueron abiertos y le mostró el Señor al abrirle los ojos de que había en el monte gente de a caballo y de carros de fuego que los estaban guardando. Si el Señor abre tus ojos en estos momentos, podrías ver en este lugar miles de ellos. ¿Sabes que todos esos asientos que no se llenan los martes nunca están vacíos? Están llenos de ángeles, guardándote a ti.

Si los ojos de los papás y mamás fueran abiertos, mirarían que los ángeles acompañan a sus hijos a la escuela de ida y de vuelta. Para los que viajan, si sus ojos fueran abiertos, mirarían que hay ángeles que van a lado de aquellos aviones. Los que se desplazan por las carreteras mirarían también que los ángeles quitan obstáculos y te libran de muchos accidentes, muchos asaltos, muchos atracos. Si tus ojos fueran abiertos, mirarías que hay ángeles cuidando tu casa, tu negocio; en el momento que estás diezmando, hay ángeles que han recibido la orden.

Cuando estás enfermo, tus ojos son abiertos, vieras como los ángeles supervisan y te cuidan en las noches. Hace tres noches, yo fui llamado a atender a una niña que se estaba muriendo, estaba muy grave, tenía todo colocado y le tuvimos que poner varias cosas. Tener acceso a una línea, una vena, una arteria que no se ve, eso no es fácil, y lo digo como testimonio. Al momento de poner esa arteria, yo sentí cómo mi mano fue guiada y dirigida a hacerlo con precisión, aunque temblando el pulso, porque estás peleando con la vida en segundos. Estaba en la incógnita. ¿Qué es lo que descompensó a esta niña, pues su mismo papá decía: “Pero si estaba bien”. Y son las 8 de la noche y me llaman que está grave. Entonces, el tosió, y le dije: ¿Ella no tenía tos? Sí, un poquito. Inmediatamente, recibí la guianza, investiga cierto germen que se da en la edad escolar. Lo pedí y eso era. Una bronconeumonia con ese germen y esa fue la causa de que esta niña se descompensara.

Sé que no es mérito mío, sino que es el Señor Jesús quien da la voz a estos seres celestiales. Escuché que me decían: “Haz que vuelva a toser”. No son casualidades, el cristiano no vive de casualidades, vive de detalles celestiales.

Los ángeles son numerosos y poderosos. Ese concepto del angelito con alitas de ceda y sabor a chocolate está bueno para las clientas de recuerditos, pero no para el cristiano; los ángeles son poderosos. Un sólo ángel llevo la muerte a todos los primogénitos de Egipto. No se necesitaron más. Dos ángeles sacaron de la mano a Lot, su familia de Sodoma y Gomorra. Y vino la destrucción sobre aquellas ciudades. Un sólo ángel guió al pueblo de Israel al desierto.

II Tesalonicenses 1:7

Cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con angeles… Los angeles son poderosos. David los llamó en el Salmo 103 así: “Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra obedeciendo a la voz de su precepto. Los ángeles ejecutan la Palabra de Dios, nunca actúan por sí solos y obedecen la voz de Dios. Por eso, nunca le debes de pedir nada a los ángeles porque ellos nunca te van a oír. Ellos tienen inclinado su oído simplemente a la voz de Dios. Sólo obedecen la voz de su precepto, nada más. Por eso, a mí me enseñaron cuando era niño aquella oración que decía: “Angel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día”. ¿Ustedes creen que alguna vez nos oyó algún ángel? Nunca; ellos únicamente obedecen la voz de Dios. Por eso nuestra oración va dirigida al Padre. Le puedo decir: “Padre, envía a tus ángeles a protegerme, pon vallado de ángeles en mi camino; envía a tus agentes secretos a sacarme de este problema en que estoy. ¿Vieron ustedes alguna vez una serie que se llamaba Autopista al cielo? En esa serie siempre salían dos ángeles, pero tenían aspecto humano y se presentaban a ayudar por breve tiempo a las personas que estaban metidas en problemas, de una forma tan sobrenatural, pero a la vez tan humana. Dejaba verdaderamente mucha enseñanza. Pero yo sí quiero que te  esta Escritura te quede grabada en tu corazón, que permanezca en tu vida para siempre, porque es poderosa. Está en el libro de Hebreos 1:3.

Pues ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: “Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. ¿No son todos son espíritus ministradores enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación? ¿Sabías tú que los ángeles están a tu servicio? Ahora ya lo sabes, pero hay una condición: Están a tu servicio, si eres heredero de la salvación. Yo no los estoy menospreciando, pero les estoy dando la aplicación que les da la Escritura. Son numerosos, poderosos y están a tu servicio. Por eso, le puedo decir al Padre: “Envía a tus ángeles a bendecirnos”. Yo estoy diezmando, manda a bendecir mi negocio. Mándalos a bendecir mi oficina. Si tú eres heredero de la salvación, en un problema judicial le puedes decir: “Padre, manda tus agentes secretos para que este asunto se resuelva”, y los agentes lo van hacer.

Hace como veinte años, me secuestraron, me confundieron con otra persona, y me llevaron a un lugar, que feo se siente. Me subieron al carro con una pistola y me decían: “Maneje, pues; cruce aquí”. De pura casualidad, pasé en frente de mi casa, y me llevaron a un lugar donde si entras, no sales. Pero yo clamé al Señor y no le pedí ángeles, no sabía tanto. Pero le dije: “Padre, sálvame, y entonces me llevaban  y me preguntaban si tenía hambre. Yo sólo oía que ellos se secreteaban. Pasaron como seis horas y me dijeron que me llevarían a mi casa, yo pensaba que no quería que la conocieran. Pero llegaron, tocaron el timbre y salió a abrir mi papá. Cuando él los vio que me llevaban, los pasó a la sala y le dijeron: “Le queremos pedir perdón, porque nosotros teníamos órdenes de disparar contra la persona que iba en el carro, pero no sabemos qué pasó. Vimos que su descripción no era como la de su hijo. Lo retuvimos seis horas, investigamos y vimos que él no podía ser, pues al que buscamos tiene casi cuarenta años. Aquí se lo traemos.  Se fueron, y yo me tiré a los brazos de mi padre y le conté todo lo que me había pasado. El me dijo: “Pensé que te habías ido por ahí”. Pero no fue casualidad, fueron los ángeles del Señor. Y así como a mí, yo sé que te han pasado muchas cosas y también has pasado pruebas. Yo he pasado muchas más pruebas, he sobrevivido a un terremoto, dos accidentes automovilísticos, pero los ángeles amortizaron el golpe para que no me pasara nada. Sobreviví con mi esposa e hijo al huracán Vilma en Cancún y fuimos de los 45,000 turistas que pasamos el huracán en albergues, los primeros que salimos. Y nos vinieron a dejar hasta Guatemala. Después, escuchaba y miraba por las noticias que los españoles, brasileños llevaban como tres semanas y no podían salir de Cancún. Mientras que cuando estábamos ahí sólo veíamos cómo se juntaban los de las demás nacionalidades y nosotros éramos los únicos tres guatemaltecos en aquel albergue y el Señor empezó a poner ángeles y fuimos los primeros en salir.

El cristiano no vive de casualidades, sino de detalles. Los ángeles están a nuestro servicio. Ayer  empezó en Guatemala, la reunión del Coin. El domingo fuimos al hotel Camino Real, que es una de las cedes de esta reunión y al entrar, nos pidieron identificación, había mucha seguridad. Nos dieron un gafete, sólo para entrar a un restaurante. Tienen razón, saben que Guatemala es una ciudad peligrosa y fue escogida para reunir aquí a grandes personalidades. La princesa Ana de Inglaterra, el príncipe de Mónaco, la infanta de España, actualmente están los presidentes de Austria, Rusia, Korea. Están aquí para elegir la cede de los juegos olímpicos. Desde hace más de un mes, en Guatemala hay más de cuatro mil delegados de seguridad de otros países. Este es un honor para el país y ellos vienen con una seguridad tremenda cada quien. Pero ni aún los más poderosos ni los más ricos del mundo tienen la protección de Dios. Tú no te imaginas la protección que tú tienes, y eso no se dio sólo antes, cuando en el foso del fuego fueron protegidos por ángeles o cuando Pedro fue sacado de la cárcel o cuando un ángel cerró la boca de  los leones para proteger a Daniel. Eso fue antes pero ahora los ángeles son numerosos y poderosos para protegernos a nosotros porque los hijos del Señor somos cada día más y necesitamos la protección.

En el Salmo 91:11 dice Pues a sus ángeles mandara acerca de ti que te guarden en todos tus caminos. El Salmo 34: 7 dice El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen. Hace poco regresaron de la cruzada en la ciudad de los Angeles, varias personas de esta congregación y venían contando que fueron atacados por situaciones de muerte y yo quiero invitar a Estrellita de Rendón que pase por acá. Nosotros con mi esposa y Raúl Marroquín pastoreamos la red familiar y Estrellita es de mis doce con su esposo Pablito Rendón. Anoche tuvimos discipulado y ella estaba comentando lo que les había pasado. Quiero que escuches de su boca cómo el Señor acampó alrededor de ellos.

Estrellita: «Tuve la bendición de ir a la cruzada de Los Angeles. Cuando íbamos, ya faltaban como veinte minutos para regresar y de repente, el avión se fue de lado totalmente, un ruido bien fuerte, toda la gente gritaba, se oían ruidos espantosos. La gente del otro lado empezó a gritar que venía otro avión del otro lado. Yo no lo vi, porque fue muy rápido y feo. Uno en realidad no sabe qué hacer, se siente tan impotente de pensar que se va a caer o qué pasara. Fue algo bien feo. Vimos de una manera poderosa la mano de Dios porque aquí lo estoy contando.»

Pastor Carlos Montúfar

Un avión que va volando con 300 pasajeros y de repente, a 90 grados, iban varios. ¿Crees que ese avión logró enderezarse y no chocar contra los otros porque el piloto era muy bueno o porque Dios envió a sus ángeles? El Señor envió a millares de ángeles para que ese avión volviera a su lugar.

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