17 de agosto de 2019
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Llegó el tiempo de Dios para que bebas de su Espíritu Santo. Esta no solo es una promesa, sino que también es la más importante: “Derramaré mi Espíritu sobre toda carne”.[1] Cuando vas a la iglesia y buscas su presencia, quizá no sepas que ella te encontrará a ti.[2] Con la unción vienen todos los recursos. La unción ahuyenta todas nuestras debilidades y necesidades. ¡Pídele al Espíritu Santo que te llene y Él lo hará!
[1] Hechos 2:15-18: Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
[2] Hechos 10:44-45: Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
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Prohibido iniciar algo para después abandonarlo debido a los obstáculos o debilidad de carácter porque eso atenta contra la fe. Hoy aprendemos que una fe práctica conduce a resistir para triunfar con los mejores resultados.
Este mensaje señala resultados inmediatos si ubicamos la fe en el ahora de Dios para creer por Sus promesas, mejorar la productividad y tener innovadores resultados a corto plazo.
La insistencia crea resistencia y es como una nueva fuerza para impulsarnos entre obstáculos y fallos cometidos; hoy aprendemos que además conduce al toque de grandeza que viene de las manos de Dios.