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¡Feliz Navidad!

18 de diciembre de 2016

Tiempo de lectura: 2 minutos

Desde que Isaías profetizó la venida de Jesús, se le llamó con diversos nombres: Mesías, Salvador, Admirable, Príncipe de Paz[1], pero sobre todo es Hijo de Dios, quien nos abrió las puertas para tener libre acceso al Padre. Ese es uno de Sus regalos, además de la salvación, de la vida eterna, de la sanidad, la provisión y el gozo. Esto es lo que recordamos y celebramos en Navidad, pero estas fechas no siempre son de alegría para todos, ya que también sucede que nos inunda la melancolía por los seres queridos que ya no están o también hay tristeza porque las dificultades no respetan celebraciones ni fechas especiales. ¿Qué decir cuando pasamos la Navidad en un hospital, en una funeraria o añorando la presencia de alguien que no está? ¿Qué decir a las madres que sufren por hijos que se han ido, a los cónyuges que están enfrentando una separación, a los hijos que ven pelear a sus padres, a los huérfanos o viudas? Es difícil decir feliz Navidad cuando vemos que el dolor va más allá de las fuerzas humanas. Frente a estas situaciones, es necesario buscar la forma de ayudar a las personas, además de interceder por ellas y lo más importante, compartir el amor y consuelo del Espíritu Santo. Cuando Jesús, a quien honramos durante estas fiestas, se fue, no nos dejó huérfanos, nos dejó a quien nos guía a toda verdad. Reyes Magos y los pastores tuvieron la guía de una estrella, a nosotros nos guía el Espíritu Santo.

Durante la Navidad, pareciera que las emociones se hacen más intensas, la alegría y la tristeza se sienten como nunca, por eso, necesitamos acercarnos y compartir con los demás. Este debe ser un día de consuelo, que es fuerza rejuvenecedora, bálsamo que puede sanarnos. Te aseguro que el Espíritu Santo puede consolar tu corazón por ese hijo enfermo, por esa pérdida y por la angustia sobre el futuro. El consuelo es tan importante, que Jesús nos dejó al Consolador. ¿Quién crees que consoló a María al pie de la cruz, luego de que su hijo fuera tratado como un criminal? Solo el Espíritu Santo pudo estar con ella en medio de ese dolor. Si tu corazón está desfalleciendo de tristeza, conoce el consuelo del Espíritu de Dios, quien te ministrará y levantará. La tristeza, dice la Escritura, seca los huesos, es decir que puede ocasionar incluso daño físico, por eso, el gozo del Señor es nuestra fortaleza. Recibe el consuelo del Espíritu Santo y conviértete en consuelo para otras personas. Recupera la esperanza porque el 2017 será mejor. ¡Cambia tu tristeza en gozo! Y demos gracias al Padre porque en esta época de nostalgia nos envía al Consolador. Declaremos que Su intervención divina restaura corazones desgarrados, mentes frustradas, ánimos sin fuerzas y hogares fragmentados. ¡Declaremos que Su amor nos fortalece y llena de fe para el nuevo año que viviremos con gozo!


[1] Isaías 9:16: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

 

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