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Libre para ofrecer

Libre para ofrecer

08 de octubre de 2008

Tiempo de lectura: 6 minutos

 

 

Dios quiere que celebres fiesta porque triste nadie oye a Dios, primero debes ser libre en el espíritu para poder escuchar del Señor.

Éxodo 5:1-2   Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.

La gente que no tiene el Espíritu de Dios no puede escucharlo, muchos entendimos una escritura hasta que recibimos a Jesús en el corazón, esa es una demostración que nuestro espíritu si nace de nuevo y nace con la capacidad de comunicarse con el espíritu de Dios.  La carne no se comunica con el espíritu de Dios ni puede escucharlo, por eso Faraón no podía escuchar a Dios.  Muchas veces nos preocupamos en explicarle a la gente que tiene el espíritu del mundo y no el de Dios la razón por la cual diezmamos y ofrendamos. Nosotros tenemos que aceptar que hacemos lo que hacemos porque creemos lo que la Palabra dice.  Las escrituras dicen que la gente del mundo no quiere venir a la luz para que sus obras no sean expuestas.

Éxodo 5:3 Y ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos, pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, para que no venga sobre nosotros con peste o con espada.

Dios nos guarda de las cosas que pasan en el mundo y por esa razón damos ofrenda a Dios, lo que yo ofrezco demuestra lo que llevo dentro.

Primero Dios dijo: “Deja salir a mi pueblo que me ofrezca”

El pueblo dijo: “Saldremos a ofrecer”.   Dios lo dice y nosotros también lo decimos.

Faraón lo reconoce y dice: “Dile a Dios que me quite esta plaga y si la quita, dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificio  a Jehová.

Éxodo 10:24  Entonces Faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: Id, servid a Jehová; solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas; vayan también vuestros niños con vosotros.

Muchas veces las oportunidades que se nos presentan parecen buenas pero no correctas.   Cuando empecé a dar, había una voz que me decía que diera menos y decidí nunca dar menos.   Lo que haces y dices provoca a Dios a hacer algo.

Éxodo 11:1-2  Jehová dijo a Moisés: Una plaga traeré aún sobre Faraón y sobre Egipto, después de la cual él os dejará ir de aquí; y seguramente os echará de aquí del todo. Habla ahora al pueblo, y que cada uno pida a su vecino, y cada una a su vecina, alhajas de plata y de oro.

Cuando Faraón le hizo una contra oferta a Moisés para que se llevara a la gente pero no el ganado, Moisés le pidió también a Faraón que diera para ofrendar a Dios, Dios le habla a Moisés para que su pueblo pida oro y la plata y el pueblo halló favor y salieron de la esclavitud y todo el oro y la plata que le debían por el trabajo que habían hecho durante años, las riquezas fueron transferidas a los justos, estas riquezas fueron administradas por un mal líder e hicieron el becerro de oro, pero eso no quiere decir que Dios no les haya dado.

1 Samuel 1:11-18  E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.  Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.  Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.  Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.  Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.

Ana era estéril,  Ana no podía tener hijos pero hizo un voto, ella recibió el milagro de concebir y dar a luz un hijo, ese hijo era la semilla que Dios le dio, ella cumplió su voto fue a entregar a su hijo al templo para el servicio a Dios.

1 Samuel  2:18-19  Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino. Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado.

Ofrecer continuamente es una sana costumbre, hay buenas costumbres y ser generoso es una de ellas.

1 Samuel 20-21  Y Elí bendijo a Elcana  y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa.  Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová.

Ana sembró 1 hijo y cosechó 5. Dios no se queda con nada,  entonces ¿Cuál es el problema de darle todo?  El Señor devuelve.  Ana dijo: “Señor aquí está el hijo que te pedí, no tenía semilla para sembrar pero ahora la tengo”.  Por eso no es excusa no tener, se puede no tener semilla para sembrar, pero si tener la fe para conseguirla, Dios da semilla al que siembra, creerle a Dios por una semilla es lo primero que debemos hacer, muchos no dejan de sembrar porque no paran de cosechar, si hay un momento que no se tiene, como el caso de Ana que era estéril, uno le dice “Señor, si me das la semilla yo la siembro”.

Jueces 6:14-18  Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?  Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.  Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.

El ángel no detuvo a Gedeón diciéndole que no era necesario llevarle ofrenda a Dios, ni le dijo que de cualquier manera Dios iba a salvarlo de los Madianitas, aquí hay un pobre que pone un antecedente para todos los demás, si Gedeón pudo, podemos todos, el era pobre, el menor de su familia pero sabía que tenía algo que era poderoso y le dijo al ángel que no se moviera, que iba por una ofrenda.  David decía que no iba a darle a Jehová algo que a él no le costara, ese es el concepto que estos hombres tenían de Dios y por eso los encontramos en la Biblia.

Génesis 14:17-20  Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.

El pan y el vino en este pasaje es la figura del cuerpo y la sangre del Señor Jesucristo. Representado también en la Santa comunión. La Biblia enseña que el mayor bendice al menor. Y por lo tanto cuando Melquisedec bendijo a Abraham, este en reconocimiento a la autoridad que lo bendijo, le entregó el diezmo de todo.  De la misma manera habiendo el Señor entregado su cuerpo y derramado su sangre, y habiendo bendecido con grandísimas promesas, nosotros damos en el altar los diezmos y ofrendas de todo lo recibido.

1 Crónicas 29:10-14  Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.  Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.

1 Crónicas 29:28   Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo.

Todos admiran a David por lo que cantó pero no por lo que ofrendó. David dio todo lo que tenía, cualquiera que da todo lo que tiene piensa que se quedará sin nada.  David terminó su reinado con buena salud, rico y con un hijo en el trono, ¿qué más puede pedir uno?. Debemos tener un corazón dispuesto en todo momento, para darle en agradecimiento y fe al Señor, para así ser recompensado como él lo fue.

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