03 de septiembre de 2008
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Venimos a la iglesia para salir renovados. El problema es cuando no permitimos que eso pase, y tenemos barreras que nosotros mismos le ponemos a la Palabra de Dios. Tiene que ver con su estado de ánimo. Si le está afectando, no va a recibir el mensaje. Cuando estamos compartiendo la Palabra, encontramos dificultades en las personas. Usted me ve desde allí predicando, pero otra cosa es lo que se ve de acá para allá. Se perciben distintos rostros, se ve quiénes están recibiendo el mensaje y quiénes no. Usted podrá identificar hoy que el mensaje, tiene enemigos que quieren robarse la Palabra que va a ser sembrada hoy. Dios está hablando de acuerdo a la expectativa que tiene que la Palabra de Dios puede hacer algo en usted. Dios va a repartir de acuerdo a la necesidad de cada uno, porque está interesado en que salga con la Palabra que lo va a sostener este año y producirá un resultado en usted. Porque la Palabra está en la búsqueda de producir resultados. ¿Qué pasa con una persona que viene a la iglesia, escucha un mensaje, se le olvida al salir, no trae su Biblia y luego, no ora? ¿Será que es suficiente con lo que oye aquí o necesita más? Dios le puede hablar a usted a través de una calcomanía, de un niño, de muchas formas, pero todos los mensajes que Dios le quiere dar tienen enemigos.
Marcos 4:13
¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo entenderéis todas las demás parábolas? Está hablando de la parábola del sembrador, es el que siembra la Palabra, y ahora está hablando de los tipos de personas que hay. Verso 15. Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones.
Ese es el primer enemigo. Quiere decir que al salir de aquí, el diablo ya está preparando la forma en que va a lograr robar la Palabra de su corazón. ¿Qué logra cuando roba la Palabra? El diablo no conoce sus pensamientos; él anda en búsqueda de sacar de su corazón, que es donde cae la Palabra de Dios, cada promesa, cada versículo, cada Palabra que está escrita allí. ¿Cómo cree que el diablo hace eso?
Génesis 3:1
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
Así es el diablo, es hábil para muchas cosas y aquí hizo algo. Y logró hacer que la mujer fuera cautivada, pero hubo una confusión en la mujer en el momento en que la serpiente le habló. Porque Dios le dijo que no comiera y la serpiente dijo que sí. El roba la Palabra cuando viene a decir lo contrario a lo que Dios dijo. Cuando se le da una Palabra de que será bendecido, prosperado, y viene el diablo y dice: “Mentira, te están engañando, no puedes caer en esa manipulación que te están diciendo”, así es como la arrebata. Siempre va estar en la búsqueda de desvirtuar la Palabra que venga a su corazón. Hay un arma que usa y se llama “duda”; quiere que dudes de lo que dice ahí, de lo que Dios te habló. Hace mucho tiempo, estaba trabajando en un banco y los resultados de mi trabajo empezaron a irme no muy bien, y llegué a desesperarme. Siempre le creí a Dios, siempre he diezmado, ofrendado, pero las cosas no iban bien. Iba en el carro, muy triste, me sentía con una sensación horrible y dije: ¿Qué está pasando? ¿Qué estoy haciendo mal? Pero llegó el punto que mi estado emocional me cautivó de tal forma que olvidé lo que Dios me había dicho que iba a hacer. Pero en una ocasión, había un hombre en un pick up en donde había colocado un cartel con un versículo, y cuando lo vi, cambió mi estado de ánimo y la forma en que comencé a ver las cosas. Dios utilizó a un hombre con una cartulina para que mi vida fuera transformada a través de ese mensaje, porque Dios nos habla de la forma en que menos nos imaginemos. Pero había yo dejado que me robaran toda la Palabra que había recibido, que en un momento de frustración olvidara lo que Dios me había prometido. Dios a usted le ha hablado de muchas formas, Él es muy directo para hablar, es muy claro, pero viene el diablo a querer desvirtuar la Palabra. Hay personas que sus vidas no cambian, no maduran, las cosas no mejoran, porque al día de hoy, el diablo sigue robando cada versículo que ha llegado a su vida. ¿Cómo nos damos cuenta? Porque dejamos que de nuevo lo que nos rodea, ahogue nuestra vida. Dios te ha dado una Palabra donde dice que si el Hijo nos libertare, seremos verdaderamente libres. Usted viene a la iglesia, pero al salir, vuelve el deseo de ese vicio, esa debilidad. El diablo a usted no lo puede obligar a pecar, no lo puede agarrar del pescuezo y decirle “échate esta cerveza”. El diablo lo único que puede hacer es proveer el ingrediente para que alguien venga y peque. Porque él anda en la búsqueda de hacer caer a los hijos de Dios, a los que escuchan su Palabra, porque esa es la manera que actúa desde el principio de la creación. Porque desde el principio quiso crear enemistad entre Dios y el hombre.
Marcos 4:16
Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo;
Aquí no aparece el diablo, es una cuestión entre el ser humano y las cosas que le toca vivir. Dice que la reciben con gozo, pero cuando aparece la tribulación por causa de la Palabra, flaquean. Hay personas cuyo carácter no les deja avanzar, porque al día de hoy, sigue siendo un estorbo todo lo que se dice de usted y eso lo hace retroceder. ¿De cuántos se han burlado por ser evangélicos o cristianos? ¿A cuántos les han dejado de hablar por venir a la iglesia evangélica? ¿A cuántos les han puesto apodos? A mí también. Yo tenía un primo con el que crecí y con quien hacía cosas no muy buenas, y me dejó de hablar. ¿Cómo es posible que padres les digan a sus hijos que prefieren que sean borrachos a que sean evangélicos? Me acaban de contar el caso de una persona de mucho dinero, que la mamá le quitó la herencia porque decidió ser cristiano.
En una ocasión, entré a un restaurante, y me encontré a una persona disfrutando el humo que le estaba echando a los pulmones. Cuando me vio, se le fue el humo a la cabeza y tiró el cigarro. Pero, ¿por qué les da vergüenza que uno los vea y no Dios? Lamentablemente, a esta iglesia viene gente que cuando está aquí, se comporta de una manera, pero afuera, su conducta cambia, porque al día de hoy, el ambiente lo absorbe. Aquí no se le sale una mala palabra, pero allá fuera, se inspira. Sólo estoy tratando que la Palabra de Dios encuentre un lugar en su corazón, y cuando lo haga, va a resultar un cambio. Su manera de hablar va a cambiar, y usted se va a volver el eje del cambio, porque donde usted se desenvuelve, Dios fue el que lo puso en ese lugar para que sea la luz, y la gente sea transformada porque hay una persona por la cual se evidencia el poder de esa Palabra.
A mí me enseñaron esto: Dios va derramar bendiciones tan radicales, como lo sean las personas. Donde Él encuentra personas definidas, ahí define su voluntad, porque sabe que puede contar con ellas en todo tiempo.
Versículo 18-20
Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
El afán, la codicia, el querer tener todavía más y estar dispuesto a hacer lo que sea con tal de tenerlo, ese es el extremo que no sólo viene a ahogar la Palabra, sino que hace perder a la persona. Cuando hay una persona creyente, que empezó a hacer transacción y empieza a otorgar sus valores por un poco más de valores, ahí ahoga la Palabra. Y ese es el comienzo de una vida en declive en todos los aspectos. Empezó a darle espacio a la mentira por un poco más de ganancia, empezó a otorgar su voluntad por un estilo de vida mejor aparentemente, el cual se vuelve temporal. A un hombre o mujer radical, así es la respuesta de un Dios radical sobre esa persona.
Lucas 8:14
La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
Le voy a decir por qué para mí estaba inconclusa la parábola anterior. Tú me puedes enseñar cómo me puedo volver en una tierra que dé fruto al 30, pero que luego se vuelva al 60 y luego al 100. Porque ya identificamos los enemigos y estoy dispuesto a cuidar esa Palabra, pero quiero ser una persona que se vuelva productiva en su corazón, que sea una tierra fértil. Yo tengo que asegurarme de volverme una persona que fructifica. Ya me agarré con el diablo y no me ganó nada. Se burlaron de mí y seguí adelante. Pero, me despiden del trabajo (no por haragán), pasa el tiempo y no tengo trabajo, miro mis bolsillos y no tengo ni un peso. Y empieza la dificultad, pero de repente, me ofrecen un trabajo donde tengo que dejar que pasen unas cajas de mercadería sin pagar impuestos y que por cada caja, me van a dar como $300 y pasan unas 100 cajas al día. Es más, le van a dar un adelanto. Y usted ve el fajo de dólares y miro mis bolsillos sin nada y mi hijo pidiéndome una pacha, y yo con el dinero en la mano. Y mi esposa con una mirada de “¿cuándo vas a traer el gasto?”. ¿Qué hace? ¿Va a vender sus valores? Porque el diablo siempre encuentra la manera para aquellos que lo permiten. Si ya pasé todas esas, estoy listo para que Dios envíe su Palabra porque estoy dispuesto a pasar cualquier situación adversa, porque está escrito que nada me podrá separar del amor de Dios.
Dice la Biblia que ya nos dio toda autoridad para reprender al diablo. Si usted no lo hace, es porque no está usando lo que Dios nos dio. Hay gente que al día de hoy, sigue esclava del diablo porque siguen obedeciendo lo que él les dice. Ya con eso, usted se va a dar cuenta de la autoridad que puede tener. El diablo le obedecerá a una persona que se siente débil, a una persona que se pone delante y le dice: “Mira, Satanás, te sorprendo en el nombre de Jesús”. Y agarran su Biblia y le dicen: “Lee el Salmo 91”. Y por si no fue suficiente, toman un collar de ajos y se lo tiran. Eso no logra nada. Una persona que tiene identidad, que sabe lo que tiene, que sabe quién está con él. Es una persona que no va a permitir que el diablo le robe lo que Dios le ha dado. Es momento que se levante y empiece a dar órdenes de acuerdo a lo que esa bendita Palabra dice. Es momento que se agarre con esa enfermedad, que tome autoridad en su casa.
Hay una segunda parte: “¿Cómo volverme una buena tierra?”. En el libro de Génesis 1, aparece cómo Dios transformó una tierra que estaba desordenada y vacía, y de un desorden y vacío, Él produjo un huerto. De un vacío, donde no había luz, ni agua, ni tierra, todo estaba revuelto, pero el Espíritu de Dios se movía. Al momento que Dios empezó a hablar, se ordena la tierra, acto seguido se vuelve fructífera. Si a usted le preguntaran de qué hablaron hoy, el mensaje es este: “Hay que llamar las cosas que no son como que si fueran: Soy una tierra fructífera, próspera, en la cual cada semilla de la Palabra de Dios, dará su fruto”. Hace algún tiempo, el pastor enseñó esto: Si a usted lo ofenden y usted devuelve la ofensa, usted es buena tierra para las ofensas. Si devuelve venganza, es bueno para eso. Si devuelve heridas, es buena tierra para las heridas, pero si da amor, perdón, misericordia, es una excelente tierra para que vuelva Dios a sembrar una nueva semilla, porque nosotros le enviamos mensajes a Dios y le decimos qué es lo próximo que puede sembrar en nuestros corazones.
Usted decide qué hacer con esta Palabra que recibió hoy, decide cómo va a vivir, si vivirá de acuerdo a lo que la Palabra de Dios dice, si se va a aferrar a El, en medio de la adversidad y nadie lo va a poder separar de El o decide escuchar las voces de allá afuera. Decide escuchar a Dios o a las circunstancias, escuchar a la Palabra de Dios o a la del diablo. Dígame a quién escucha y le diré lo que siente el día de hoy. Dígame a quién escucha y le diré hasta dónde va a llegar, a quien pone atención y le diré lo que es capaz de hacer en medio de la adversidad. Dígame a quién ha creído y le voy a decir el futuro de su casa. A quién ha escuchado y le diré qué pasará en los próximos años en sus finanzas. Dígame lo que ha hecho poniendo por obra la Palabra y le voy a decir cuál va a ser el resultado que obtendrá mañana. Pero Dios envió su Palabra, regó la tierra, la volvió fructífera, usted decide cuál será el fruto y el resultado de esto. Se volverá tan fructífero, como lea la Palabra de Dios, la obedezca y se deje regar por su Espíritu. Señor, gracias por tu Palabra, por enseñarnos, por hacernos parte tan importante dentro de este país. Oro para que me des más Palabra que compartir, oro para tener un mensaje para mi vida y ponerlo en práctica y mi vida cambie. Oro porque pueda ser un portador de promesas. Señor, desde que te abrí mi corazón, he propuesto creer en ese Dios que abre mares, que hizo caer fuego del cielo, que hizo vencer a ejércitos enteros, en ese Dios que levantó muertos, que sanó enfermos, que prosperó vidas, que engrandeció vidas, a El he decidido creer y ni el diablo, ni ángeles, ni principados, ni potestades, nada me va hacer cambiar de lo que Dios me ha dicho.
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