11 de agosto de 2018
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El preámbulo de Hebreos 11[1] es Hebreos 10:38, donde se dice que el justo por la fe vivirá.[2] Por eso hagamos de la fe un hábito. Sabemos que en Hebreos 11 no se menciona a Adán precisamente porque no vivió por fe, no hizo nada que implicara usar su medida de fe porque Él ya lo tenía todo, sin embargo, se menciona a su hijo Abel. De hecho, el primer acto de fe que se menciona en la Biblia es el de Abel, específicamente de su ofrenda. Mucha gente usa su fe para conquistar victorias, pero no para dar.
Doy gracias a Dios por la gente con experiencia que ha estado presente en mi vida, de la cual he aprendido mucho pero que también me ha escuchado. Como predicador, mi mensaje hoy tiene más peso no porque conozca más, sino porque he vivido más. Pasar por experiencias nos da una autoridad que otros no tienen. ¿Cómo se puede alcanzar un buen testimonio en un tiempo donde siempre habrá alguien en contra de uno? Es imposible vivir por fe y no impactar al que está alrededor. Puedes provocar admiración en quien te rodea y muchos celebrarán tu modo de vida y también habrá personas que nunca te aplaudirán, pero a las cuales impactarás por dentro. Como creyentes no deberíamos buscar la admiración de la gente ya que nuestra fe impacta de una u otra manera en ellos. Aunque nunca te celebren, no podrán negar que has vivido por fe y la verdad no se puede ocultar.
Cuando dejamos de buscar la admiración de los demás nos quitamos un enorme peso de encima y podemos enfocar nuestra fe en servir a Dios sin esperar el reconocimiento de alguien más. Los hombres y mujeres de fe saben que hay tareas que nadie aplaudirá ni promoverá pero que deben hacer porque saben que nuestro Padre es justo y él se encargará de recompensarlos.
Deja que sea Dios quien de testimonio de ti. Hoy no conoceríamos a Abel si no fuera por Su Palabra. Haber dado una ofrenda con fe no lo libró de la muerte, pero nuestro Padre se encargó de que nadie lo olvidara y por eso miles de años después seguimos hablando de Él. Si después de muertos nadie nos recuerda, no solo morimos sino que desaparecimos eternamente. Si un día ya no estamos y nadie pone un retrato nuestro en la pared, tarde o temprano nos olvidan, pero eso no importa si Dios da testimonio de nosotros y mantiene nuestro nombre vivo por la eternidad.
Josué y Caleb entraron en la tierra prometida, pero nadie sabe quiénes fueron los que se quedaron sin hacerlo porque la Palabra solo habla de los que actuaron por fe. Si logras agradar al Señor, Él siempre se encargará de hablar de ti, tal como en el Nuevo Testamento inmortalizó a la mujer que le ungió los pies a Jesús. Hoy, dondequiera que se predique el Evangelio, se hablará sobre esa mujer, pero la recordamos por su fe, por su adoración, por haber dado lo mejor que tenía.
La gente siempre criticará al que va a la iglesia o al que da ofrendas, pero es imposible vivir por fe y sin incomodar a los demás. En toda congregación están los que son como Caín y los que son como Abel, o sea, los que llegan dar a Dios y los que llegan darle lo mejor.[3] Nuestra fe, la misma que tuvo Abel, es la que nos hace darle a Dios todo lo mejor.
La gente siempre dice que están haciendo todo lo que pueden hacer, cosas como “Pastor, lo he intentado todo por salvar mi matrimonio, he ido a consejería familiar y nada, eso funciona con otras parejas menos con nosotros”, o “He intentado hacer dietas para bajar peso, pero no consigo nada, eso funciona con todos menos conmigo”, pero no se puede obtener lo que otros haciendo solo la mitad de lo que ellos hacen. Si no lo hiciste todo y te quedaste a medias, ¿por qué te frustras? Así confrontó Dios a Caín, quien primero esperó los resultados de la cosecha y solo hasta después dio una ofrenda conforme a ellos, mientras que Abel fue dándole todo de manera constante.
La gente de fe siempre da lo primero, así que no esperes la cosecha para saber cuánto le darás a nuestro Padre y entrega lo mejor, tus primeros años, tus mejores energías. Corre riesgos y provoca que Dios hable de ti.
[1] Hebreos 11:1-6: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
[2] Hebreos 10:38: Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma.
[3] Génesis 4:1-5: Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
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